Cataluña está decidida a cubrir el último capítulo que le queda para independizarse de España. No importa que tras 5 años de batalla legal con el Gobierno de España la iniciativa se haya desgastado hasta convertirse en una caricatura de lo que un día fue un clamor popular.

Tampoco parece afectar a sus promotores la oposición mostrada por la UE (Unión Europea) de aceptarles como socios, máxime cuando pertenece a un Estado miembro con derecho a veto que no otorga ninguna validez a las consultas populares como ha sucedido con Grecia.

Los independentistas catalanes acaban de lograr una victoria contundente en este largo proceso emancipador. Se trata de la renuncia de todos los partidos políticos favorables a la secesión a toda cuota de poder frente a las elecciones autonómicas del 27 de septiembre.

Es decir, concurrirán en una lista unitaria para transformar de facto unos comicios legislativos en un plebiscito proindependentista, que España observa como un peligroso desafío para su integridad territorial.

Entre los partidos firmantes están los dos más votados en las últimas elecciones, el conservador CDC del presidente Artur Mas y el republicano ERC, y facciones más o menos minoritarias de otras formaciones como la izquierdista ICV, quinta fuerza en el Parlamento autonómico.

El minoritario CUP se ha desmarcado de la iniciativa al no ver garantías de atención “a las personas que más sufren la crisis económica”.

Pese a todo, la suma de todos ellos en la actual Asamblea catalana es abrumadoramente mayoritaria ya que cuentan con 87 representantes en una cámara con 135 parlamentarios.

La duda que albergan es el desgaste producido por esta inacabable batalla en un año donde la crisis ha socavado al nacionalismo catalán al tiempo que han surgido opciones alternativas como Podemos, que se mantienen neutrales sobre esta cuestión.

La lista unitaria no será encabezada por el presidente Mas, que ha decidido apartarse de la carrera electoral para reforzar el carácter multipartidista de la propuesta, sino por el exeurodiputado de ICV Raül Romeva, a quien algunos comparan con Yanis Varoufakis, por el cierto parecido físico que tiene con el exministro de Finanzas griego.

Artur Mas personaliza una iniciativa a la que fía todo su caudal político en Cataluña y que, en caso de perder, supondrá su tumba política.

La derechista CDC, entonces coaligada con UDC, capitalizó el 9 de noviembre del pasado año un amago de referéndum sobre la independencia convertido en una comedia, en gran parte por la negativa del gobierno de España a aportar la infraestructura electoral requerida y, en parte, por el carácter ilegal al que fue sentenciada por los tribunales de justicia.

Exactamente igual a lo que sucederá en septiembre solo que esta vez tendrá el amparo de Madrid al tratarse de unas elecciones autonómicas.

En noviembre pasado votó el 33,5% de los ciudadanos y ganó el “sí” a la independencia por escandalosa goleada, el 80,7% frente al 19,3%. Un resultado que los críticos tildaron de “manipulados e irreales”.

Ahora no habrá lugar a las dudas. Al menos eso es lo que piensa la lista independentista, que de ganar comenzarán sin dilación el proceso legal para romper con España a todos los niveles.

“Nuestra dependencia de un Estado como España nos llevará a la decadencia de Catalunya”, dijo el lunes Artur Mas en el consejo presidencial del CDC. Fue en este foro donde se anunció la presencia en la lista de Pep Guardiola, ex DT del FC Barcelona y actual responsable del Bayern Munich alemán.

Como era de esperar, su nombre se ha convertido en diana de la ira para aquellos que consideran la consulta “el mayor desafío a la integridad de España”.

El más combatiente, sin duda, está siendo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que ayer acusó a Guardiola de haber jugado y “triunfado” en la selección española de fútbol solo por dinero.

En una serie de entrevistas concedidas a diferentes medios de comunicación a lo largo de todo el día, Fernández Díaz calificó el apoyo del exfutbolista catalán al independentismo como “algo bastante lamentable”.

En su opinión, Guardiola, que nunca ha ocultado su apoyo a la constitución de Cataluña como un estado fuera de España, ha mostrado su verdadero rostro y sus sentimientos “sin el más mínimo interés patriótico, sino el interés crematístico, porque hay personas para quienes el único dios es el dinero”, añadió.

Guardiola irá en el último puesto de la lista pactada a favor de la independencia de Cataluña y, aunque reconoce el carácter simbólico de su presencia y no tenga ninguna posibilidad de salir elegido, dejó ayer claro que no abandonará su actual puesto de DT ni tiene la más mínima intención de ser diputado en el próximo Parlamento.

Los medios de comunicación de cobertura nacional no cejaron de hacer bromas sobre Cataluña con Pep Guardiola como protagonista indiscutible. Tras esta controversia, su retorno deportivo a España es menos probable que encontrar agua en un desierto. (I)

Datos

El proyecto independentista catalán ganó ímpetu con una masiva manifestación en Barcelona, en septiembre de 2012, y alcanzó su clímax el pasado 9 de noviembre, cuando una consulta popular informal congregó a 2,3 millones de personas para votar a favor de la independencia.

En meses posteriores, las encuestas de opinión reflejan un ligero descenso en la extensión del independentismo, aunque los catalanes mantienen la convicción de que los habitantes de la región tienen “derecho a decidir” sobre la cuestión, al margen del resto de los españoles, frente a las tesis del gobierno central en Madrid.

Los partidos independentistas CDC (centroderecha) y ERC (izquierda) acordaron formar una coalición para las elecciones regionales de Cataluña de septiembre, que quieren ganar con mayoría absoluta para iniciar la secesión de España.