124 postulantes en peru eran investigados por narcotráfico
Castañeda ejecutó el 42% del presupuesto en 2003
Una vez confirmado el triunfo de Luis Castañeda Lossio en la carrera por ocupar la alcaldía de Lima, una serie de puntos de vista han surgido sobre lo que esta victoria representa para la capital del Perú y para el país.
La del domingo fue una elección carente de cualquier sorpresa: desde que Castañeda anunció su postulación como candidato, encuestadoras y algunos medios de comunicación se encargaron, semana tras semana, de alimentar el alto índice de respaldo popular generando una imagen fresca de quien había sido 2 veces alcalde de la ciudad (un período que comprende entre 2003 y 2010) y de la serie de obras que en ese lapso ejecutó.
Esto, en cierta medida, redujo el bullicio contextual con el que Castañeda se presentaba a las elecciones al ser vinculado, en una serie de denuncias, en supuestos delitos que van desde el lavado de activos provenientes del narcotráfico hasta el cobro indebido de remuneraciones estatales.
Tildado como el ‘Mudo’
El silencio de Castañeda, su respuesta a todas esas denuncias, tuvo éxito entre los limeños. Durante las primeras semanas de campaña apareció solo en fotografías y en videos que circulaban en la red, en los que se mostraba sonriente, recorriendo lo que él llama ‘sus obras’: el servicio de transporte masivo Metropolitano, el tren eléctrico, algunos comedores populares, canchas de fútbol y voleibol, etc. De entrevistas nada, ni ruedas de prensa, declaraciones e incluso una inasistencia injustificada al primero de los 3 debates que juntaron a los 12 candidatos.
Esta actitud -que entre la prensa limeña le valió el calificativo de ‘Mudo’- fue puerta abierta para que las especulaciones de todo tipo entren en escena. Se habló de un posible quebranto en la salud, que no ha sido desmentido en ningún momento, y de una presunta renuncia a la candidatura. Todos esos rumores desaparecieron cuando el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) decidió suspender su postulación debido a que se habían encontrado ‘inconsistencias’ en su hoja de vida. ¿La razón? El próximo alcalde de Lima había sido impreciso sobre cómo y dónde terminó sus estudios universitarios.
Entonces Castañeda, el candidato que atesoraba el silencio, habló hasta por los codos. Se convirtió en una víctima de lo que llamó ‘una conspiración’ en su contra, apelando al apoyo popular que no tardó en plasmarse en manifestaciones que cesaron únicamente cuando el JNE dio marcha atrás en la sanción. Lo cierto es que el pasado domingo un 53,7% de limeños respaldó el retorno de Luis Castañeda al poder.
De nada sirvieron las comparaciones que puso en revisión su trabajo frente a los 4 años de gestión emprendidos por Susana Villarán, actual alcaldesa y perdedora en la contienda en la que buscaba la reelección de su cargo. En su primera etapa de gobierno, Castañeda gastó en ejecución de sus obras el 42% del presupuesto total asignado a su municipio; Villarán en el mismo lapso invirtió 65%.
Basada en esas comparaciones, la aún alcaldesa acuñó la frase de ‘el doble de obras, en la mitad del tiempo, sin robar un sol’, para hacerle frente a la idea generada por Castañeda de que con él ‘regresan las obras’ para superar lo que ha llamado ‘los 4 últimos años de atraso en Lima’.
Limeños eligen al que roba
Una semana antes de la elección la empresa Datum reveló que cerca del 50% de limeños prefiere elegir a alguien que ‘roba pero hace obra’.
La de Castañeda parece una victoria aupada en la forma cultural con que el limeño promedio entiende la vida política: un campo penetrado a profundidad por la corrupción, en el que domina la viveza, el autoritarismo y la imposición. Un síntoma de un país que no emite juicio de condena frente a estas circunstancias. Para la elección suscitada el domingo pasado, por ejemplo, se inscribieron a nivel nacional unas 14.171 listas de candidatos, entre ellos, 124 postulantes son investigados, procesados o condenados por temas de narcotráfico; 345 tienen orden de condena vigente; 281 omitieron tener sentencias en sus hojas de vida y apenas 64 las consignaron. Y algunos de ellos ganaron como alcaldes o regidores en sus localidades.
Tan solo el 17% de votantes vio en Enrique Cornejo, quien se ubicó en el segundo lugar en la contienda, rasgos técnicos, claridad en las propuestas y una distancia de los enfrentamientos y denuncias.