Con una economía pujante que atrae cada vez a más trabajadores del mundo, Brasil decidió esta semana frenar una ola de migración ilegal de haitianos, rompiendo una tradición permisiva que abre la puerta a políticas que antes criticaba de países ricos, indicaron analistas.

El gobierno brasileño anunció el martes que regularizará a los casi 4.000 haitianos que entraron ilegalmente al país, la mayor parte en las últimas semanas, pero impondrá en adelante un visado para el ingreso de estos ciudadanos y pretende bloquear nuevas olas de inmigración ilegal en sus fronteras.

La decisión de regularizar a los haitianos entrados ilegalmente era esperada; pero sorprendió el endurecimiento de la política de inmigración, tradicionalmente más permisiva. “Brasil cierra fronteras para contener invasión de haitianos”, tituló el diario O Globo como noticia principal.

“Es una situación nueva para Brasil, que por primera vez enfrenta esos flujos de personas que vienen al país porque ven en su economía una fuente de empleo y oportunidades”, manifestó  Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Introducidos por “coyotes”, los haitianos que hace dos años vieron a su país sucumbir a un terremoto, buscan trabajo en las gigantes plantas hidroeléctricas en construcción en la amazonía o en Sao Paulo, dijo el secretario de Justicia y

Derechos Humanos del estado Acre, Nilson Mourao, en la pequeña ciudad amazónica de Brasiliea, que acoge a más de 1.000 haitianos.

“Es una consecuencia que Brasil paga por haberse convertido en la sexta economía mundial”, añadió.
Durante décadas de crecimiento económico en Europa, Estados Unidos y Japón, los brasileños viajaron a esos países, a menudo en precarias condiciones en busca de oportunidades de trabajo y el país hizo duras críticas a las restricciones migratorias en esos países.

Ahora es el gigante suramericano el que recibe a europeos, estadounidenses y trabajadores de países pobres. “Consideramos injustas las políticas migratorias adoptadas en algunos países ricos”, criticó el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva al aprobar en 2009 una amnistía que regularizó a decenas de miles de extranjeros irregulares. 

“Brasil siempre reaccionó con la debida indignación al trato muchas veces discriminatorio dispensado a sus ciudadanos en Estados Unidos y Europa, pero ahora tendrá que prepararse para recibir de modo adecuado las nuevas olas de inmigrantes”, destacó el diario Folha en su principal editorial de ayer. AFP