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Brasil repudia el asesinato a tiros de una concejala

Centenares de personas acuden al funeral de la concejala brasileña Marielle Franco asesinada la noche del miércoles en el centro de Río de Janeiro.
Centenares de personas acuden al funeral de la concejala brasileña Marielle Franco asesinada la noche del miércoles en el centro de Río de Janeiro.
Foto: EFE
16 de marzo de 2018 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Brasil está en estado de convulsión nacional por la ejecución, con cuatro tiros en la cabeza, por parte de sicarios, de la concejala (legisladora municipal) opositora Marielle Franco, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Fue una socióloga activista de los derechos civiles que denunció la violencia policial en las favelas de Río de Janeiro.

Franco fue asesinada cuando el automóvil en el que se transportaba por el centro de Río de Janeiro -con un chofer y la asesora parlamentaria Fernanda Chavesl- fue seguido durante cuatro kilómetros por otro vehículo desde el cual se efectuaron nueve disparos.

El conductor y la dirigente social fueron asesinados. La asesora resultó herida.

En medio de muchas elucubraciones, la hipótesis más factible es la actuación de las milicias conformadas por las mafias policiales. El sábado la dirigente Franco denunció que en la favela de Acarí la Policía mató a dos jóvenes y los puso en fosas comunes.

“Otro homicidio de un joven que puede entrar en la cuenta de la Policía. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia ¿Cuántos más tienen que morir para que esta guerra se termine?”, preguntó ayer también en un post de Twitter en el que criticó una operación policial que terminó con esa muerte.

La Policía está bajo investigación del Ejército, que ocupó el 17 de febrero el estado de Río de Janeiro con militares para encargarse de la seguridad pública.

Varias hipótesis
Los analistas apuntaban a las milicias parapoliciales que le disputan el terreno a los narcos en las favelas. También se lanzaron las hipótesis de una supuesta ‘colombianización’ o ‘mexicanización” en Río de Janeiro.

Pero la hipótesis de que fue obra de sicarios se robustece ya que no hubo robo.

En pleno año electoral, en la convulsión social que genera la posible detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el asesinato de la dirigente Franco abre interrogantes sobre si este mensaje mafioso contra una activista de izquierda de Río de Janeiro es algo más.

En ocho grandes ciudades del país se convocaron manifestaciones para repudiar el homicidio contra esta dirigente nacida en una favela, socióloga, activista afrodescendiente y la quinta concejala más votada en las elecciones municipales de 2016.

La Cámara de Diputados creó una comisión investigadora para seguir el caso por pedido de la diputada del Partido de los Trabajadores, Maria do Rosario Nunes, exministra de Derechos Humanos de Dilma Rousseff. “Muchos de los que diseminan el odio político, el odio de clase contra los negros, son los que apretaron el gatillo de este asesinato contra la democracia, en un país que   vive en la ilegalidad institucional”, dijo Nunes.

Franco era miembro de una comisión en la Cámara Municipal de Río que investigaba la intervención militar de la seguridad pública de Río de Janeiro decretada por el presidente Michel Temer.

En un comunicado, el Palacio del Planalto, sede de gobierno, informó que la administración de Michel Temer “acompañará toda la investigación del asesinato de la concejala y de su chofer que la acompañaba en la noche del miércoles en Río de Janeiro”.

La Policía Federal fue puesta a disposición para auxiliar en las investigaciones, algo de lo que hablaron el ministro de Seguridad Pública, Raúl Jungmann, y el general del Ejército Walter Braga Netto, interventor federal en Río de Janeiro y responsable de la lucha contra el delito.

La organización Amnistía Internacional pidió al Estado brasileño garantizar “una investigación rigorosa”.

La entidad internacional destacó a Franco por su rol en “defensa de los derechos de las mujeres negras, y de los moradores de favelas”, así como por la “denuncia de la violencia policial”.

El alcalde de Río, el pastor evangelista Marcelo Crivella, denunció el “brutal asesinato” y recordó la “honradez, bravura” de Franco.

En las redes sociales se multiplicaban los llamamientos para organizar manifestaciones frente a la Asamblea Legislativa de Río (Alerj) y en otros puntos de la ciudad. También se preparaban otras protestas en Sao Paulo y Belo Horizonte.

Temer, en un mensaje en Twitter, lamentó  este acto de “extrema cobardía” y aseguró que el crimen de Franco no quedará impune. Se solidarizó con los familiares de la concejala. (I)

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