Brasil rechaza a colono israelí como embajador
La designación no aceptada por Brasil de un embajador israelí que defiende las colonias judías en territorios ocupados palestinos abrió una nueva crisis entre el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff e Israel, que promete medidas de represalia.
Desde agosto, el Gobierno de Brasil tiene en espera a la designación del empresario israelí nacido en Argentina, Dani Dayan, líder de los colonos judíos y miembro del partido ultranacionalista Hogar Judío, que forma parte de la coalición que sustenta al primer ministro y canciller interino, Benjamín Netanhayu.
Pasados 4 meses desde que Netanhayu anunció a Dayan, el Palacio de Itamaraty (sede de la Cancillería brasileña) ha dado una señal clara de que reclama el cambio de designación. “Nos hemos enterado por la prensa sobre el nombramiento”, dijo un portavoz diplomático brasileño.
En Brasil, movimientos sociales vinculados a los partidos oficialistas han presionado para evitar la aceptación de Dayan, por considerarlo un precedente que va en contra de la política externa que asumió desde 2003 el Partido de los Trabajadores (PT).
El exministro de Relaciones Exteriores y de Defensa brasileño, Celso Amorim, mentor de la nueva generación del Palacio de Itamaraty, declaró al diario Folha de Sao Paulo: “Aceptar como embajador a una persona que fue líder de políticas de asentamientos en Israel sería una aceptación tácita de esa política, a la cual Brasil se opone. No es posible aprobar a este embajador”.
Los propios israelíes citados por el diario Haaretz cuestionan la designación, que va en contra, supuestamente, de la política de expansión y búsqueda de mercados en América Latina, en especial Brasil, que hizo el premier Netanhayu cuando designó al dirigente de los colonos en Cisjordania.
La disputa tuvo un desarrollo precipitado en Tel Aviv, donde la vicecanciller israelí, Tzipi Hotovely, dijo en el Canal 10: “Se tomarán medidas para que Brasilia entienda que Dayan es un hombre respetado, digno y aceptado por el escenario político israelí. Haremos eso para decirle a Brasil que lo apruebe o tendremos una crisis bilateral, algo que no vale la pena”.
Israel tiene un acuerdo de libre comercio con el Mercosur. En Brasil la comunidad judía no es tan expresiva como en la vecina Argentina, pero convive con la mayor colonia de libaneses fuera del Líbano, por ejemplo.
Israel apunta a una campaña de divulgación en Brasil para aceptar al reemplazo del embajador Raed Mansour, que regresó a su país hace 2 semanas. El propio Dayan explicó que la no aceptación de su nombramiento por parte de Brasilia se debe a que es habitante de Judea y Samaria (nombre que Israel le da a la región de Cisjordania ocupada tras la guerra de 1967). Puso como ejemplo que los embajadores israelíes en Estados Unidos y Canadá fueron aceptados sin problemas por esos países, pese a que provienen de la política de los asentamientos que son rechazados por Brasil y los palestinos.
Del lado palestino se realizó una campaña para que Brasil no aceptara la designación de Dayan. El histórico negociador de la Autoridad Nacional Palestina, Saeb Erekat, afirmó que Dayan representa a “los crímenes de guerra, apartheid y colonización”.
Dayan, que a los 15 años dejó Argentina, fue desde 2007 a 2013 titular del Consejo Yesha, que representa a 500.000 colonos en los asentamientos judíos en territorios palestinos.
Las relaciones entre Israel y Brasil pasaron por chispazos con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y el actual de Dilma Rousseff. En 2005 Israel se opuso a la primera cumbre organizada por Lula entre América del Sur y los países árabes. Lula fue el primer presidente brasileño en visitar los territorios palestinos, en una gira en 2010, en la cual también hizo una visita de Estado a Israel. Pero allí se ganó la antipatía de los conservadores israelíes al negarse a visitar la tumba de Theododor Herzl, considerado el padre del sionismo. Sí visitó, en cambio, la tumba de Yitzhak Rabin, premier asesinado en 1995 por un extremista de derecha opuesto a la paz con los palestinos.
El año pasado, el gobierno de Rousseff llamó a consultas a su embajador en Israel como forma de rechazo a la invasión militar israelí en la Franja de Gaza, tras lo cual un portavoz del gobierno de Netanyahu llamó “enano diplomático” al gigante sudamericano.
En el campo interno brasileño, las Fuerzas Armadas hicieron presiones, según la prensa, para aceptar al ultranacionalista como embajador. Amorim, exministro de Defensa, atribuye ello a la “excesiva dependencia de tecnología israelí” conocida como avionics, sistema de inteligencia y rastreo en aviones, satélites y drones. (I)