Con más de 177.000 infectados y 12.635 muertos, Brasil es el país más golpeado por el coronavirus en América Latina y el Caribe. Su presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro sigue desafiando a los gobernadores que imponen medidas de restricción sanitaria para contener la epidemia.

Los expertos advierten además que debido a la ausencia de pruebas de diagnóstico masivas, el número de contagiados podría ser hasta 15 veces superior. Varios estados del norte y del noreste del país ya están desbordados por el número de pacientes graves que llegan a los hospitales.

La situación suscita una gran preocupación en la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de Salud de la OPS, destacó el alto número de contagios en Brasil y recordó que al tener fronteras “porosas” sus vecinos también deben actuar.

Para enfrentar la pandemia, los gobernadores de Brasil imponen medidas de aislamiento físico y de restricción de actividades. Pero la cuarentena es difícil de cumplir en las favelas donde viven más de 13 millones de personas con pocos recursos económicos y un acceso limitado al agua.

A esta debilidad estructural se suma la política de Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil minimizó la epidemia desde sus inicios y se opuso a las medidas de cuarentena, pues cree que la economía debe primar sobre la política sanitaria.

La revista médica The Lancet estima que el principal obstáculo en la batalla contra el covid-19 es Bolsonaro. A mediados de abril separó a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien pedía más coherencia en la lucha del covid-19. Siguiendo las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mandetta era un defensor de las medidas de aislamiento social.

Según especialistas, si la curva de contagios se mantiene en niveles elevados, Brasil, con más de 200 millones de habitantes, podría ser el nuevo epicentro de la pandemia en junio. (I)