Con una reforma de pensiones en vilo y la promesa inconclusa de un porte de armas más flexible, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no logra impulsar sus políticas en el Legislativo. En las calles es evidente la polarización.

“Los legisladores tienen que distanciarse de eso. Es peyorativo ser clasificado como alguien de centro y negociar por puestos en los ministerios, firmas del Estado y bancos”, afirmó el presidente Jair Bolsonaro, quien  señaló a los partidos de centro como los causantes de bloquear su agenda legislativa en el Congreso.

“No quiero pelearme con los legisladores y creo que ellos tampoco quieren pelearse conmigo. Antiguamente, el presidente distribuía ministerios a partidos políticos (a cambio de apoyo). Pero eso se terminó”, añadió Bolsonaro en una entrevista con TV Record.

El pronunciamiento del presidente fue el domingo luego de una jornada de movilizaciones en distintas ciudades de Brasil para mostrarle su respaldo y presionar al Congreso.

Las marchas de respaldo al mandatario se registraron en 156 ciudades, informó el portal G1.

Una masiva movilización se realizó en Río de Janeiro, uno de los grandes bastiones electorales de Bolsonaro, donde inició su carrera política.

Las concentraciones también se replicaron en Sao Paulo, Brasilia, Belo Horizonte y otras zonas del sur del país, aunque las manifestaciones parecieron más pequeñas que las del pasado 15 de mayo.

Ese día miles de brasileños protestaron en contra de la decisión del presidente de congelar el gasto en educación, reportó Reuters.

En contraparte, también hubo movilizaciones en contra del presidente en 200 ciudades y fueron las más multitudinarias desde el ascenso al poder de Bolsonaro el 1 de enero pasado.

Sistema político
Los manifestantes estiman que el sistema político del país obstaculiza el gobierno de Bolsonaro, informaron medios locales.

Según sus simpatizantes, el mandatario se rehúsa a incurrir en el intercambio tradicional de favores en Brasilia.

En tuits durante la jornada de movilizaciones a su favor, Bolsonaro insistió en que la del domingo fue una manifestación espontánea, sin líderes políticos visibles ni carácter partidista.

“Debemos considerar que no hay en el país otro movimiento con estructura tan sólida y organizada que la izquierda, que por décadas ocupó espacios e instituciones para llegar a donde llegó. Conseguir lo mismo espontáneamente, inspirándose apenas en el bien común supera todo eso”, escribió el mandatario en Twitter.

La respuesta del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) no tardó. 

“Espontáneamente nada, Jair Bolsonaro. Funcionó la máquina de WhatsApp con robots, el club militar, las milicias y sus movimientos de extrema derecha. Lo que rigió en las manifestaciones no fue el apoyo a la reforma de la previsión social, fue el apoyo para acabar con la democracia y atacar a las instituciones”, contestó Gleisi Hoffmann, presidenta del PT.

Agenda en suspenso
El Congreso brasileño tiene por tramitar las reformas clave del gobierno de Bolsonaro: la de las pensiones y la del poder judicial, que debe avalar cambios legislativos como el decreto que amplía el derecho al porte de armas.

“Los propios diputados e incluso los gobernadores regionales de izquierda saben que la reforma es indispensable, aunque reconozco que no se trata de un texto fácil del agrado de todos”, indicó Bolsonaro con respecto a la reforma pensional.

Este texto prevé un sustancial ahorro en los gastos públicos de la próxima década, el cual pone un tope para las pensiones financiadas por el Estado.

A finales de abril la tasa de aprobación del gobierno de Bolsonaro se ubicó en el 35%, frente al 27% que lo calificaba de “pésimo”, de acuerdo con el Instituto Ibope. (I)