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El Banco de España califica el proyecto como ‘imposible’ e ‘indeseable’

Barcelona pondrá en marcha una moneda local

La alcaldía de Barcelona propone crear una divisa propia, al margen del euro, para reanimar el comercio local.
La alcaldía de Barcelona propone crear una divisa propia, al margen del euro, para reanimar el comercio local.
Foto: Huffpost
25 de noviembre de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

La impaciencia que comenzaba a extenderse en algunos sectores de izquierda por la baja impronta de Ada Colau al frente de la alcaldía de Barcelona acaba de quedar diluida en la nada. Solo hizo falta que anunciara la puesta en marcha de una moneda de ámbito local, una de sus promesas estelares durante la campaña electoral hace año y medio, para que buena parte de los expertos del neoliberalismo económico hayan desacreditado un proyecto que, sin embargo, ya se aplica con éxito en varias ciudades europeas.

La idea, englobada dentro del ‘Plan de Impulso de la Economía Social y Solidaria’ aprobado por el Ayuntamiento este año, consiste en poner en circulación una divisa ciudadana en los barrios más deprimidos de Barcelona con el objetivo de reanimar el empleo local y ‘beneficiar al pequeño y mediano comercio’. A falta de conocer los detalles de esta iniciativa, la futura moneda comenzará a funcionar a lo largo de 2017 de manera experimental para, después, extenderla a otros municipios del área metropolitana de la segunda ciudad española para 2019.

Las reacciones no han hecho esperar. Tal y como la alcaldesa de Barcelona preveía, el Banco de España ha desacreditado su proyecto al que ha calificado como ‘imposible’ e ‘indeseable’.

Sin embargo, Colau avanzó que países como Reino Unido, Francia, Italia, Estados Unidos o Suiza ya han impulsado este tipo de monedas a pequeña escala para ser utilizadas en el pago de deudas con proveedores, en la liquidación de microcréditos y créditos concedidos por el Ayuntamiento e incluso para abonar una parte de las retribuciones de los funcionarios, quienes a su vez pueden emplearla para comprar en las empresas locales que acepten su uso. En la actualidad, funcionan más de 4.000 sistemas similares al que se pretende implantar en Barcelona por todo el mundo; entre ellos la ‘Bristol Pound’ en Reino Unido, el ‘Wir’ suizo y la ‘Sol-Violette’ que se acuña con éxito en la ciudad francesa de Toulouse.

La ‘Bristol pound’ fue creada en 2012 por una asociación con el respaldo del Ayuntamiento de la ciudad y de la entidad financiera Bristol Credit Union y se ha convertido en uno de los ejemplos de moneda local europea más importante. Tiene billetes físicos y un cambio oficial equivalente a una libra esterlina, también se puede pagar online o a través de un SMS con el celular. Su meta es apoyar el comercio local con un lema embriagador: ‘El dinero generado en Bristol se queda en Bristol’ y evitar así la especulación monetaria que, según sus usuarios, llevan a cabo grandes empresas con sedes en paraísos fiscales y que evitan el pago de impuestos.

El ‘Wir’ suizo no solo es uno de los sistemas de moneda complementaria más veteranos de Europa sino que se trata de la divisa ciudadana más apreciada por el equipo de Ada Colau. Nació para apoyar a las pymes en sectores como la construcción, la hotelería y ciertos servicios profesionales que durante los últimos 80 años han comprado y vendido entre ellos mismos sin usar el franco suizo. En la actualidad, la facturación a través de esta moneda supera los 1,5 billones de euros y cuenta con más de 50.000 empresas asociadas, constituyendo cerca del 2% del Producto Interno Bruto (PBI) suizo. Un ejemplo de moneda local que, según ha destacado Colau, “ha supuesto un factor de estabilidad en la economía suiza”.

Otro modelo en estudio por los responsables de Barcelona es el ‘Sol-Violette’ implantado en Toulouse en 2007 y extendido, tras comprobarse su eficacia, en otras regiones de Francia. Su gran aportación es que a diferencia de la mayoría de los sistemas de moneda local que son virtuales, se emiten billetes físicos con respaldo en euros, lo que facilita que esta divisa circule entre los consumidores y los comercios locales con gran éxito. Los comercios utilizan los ‘Sol-Violette’ para hacer intercambios comerciales o pedir el reembolso en euros, aunque para ello paguen una pequeña comisión. Para evitar la acumulación de moneda, las autoridades galas establecieron una caducidad de tres meses después de su último uso.

Algunos economistas, como el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres, consideran un acierto la puesta en marcha de estas monedas ciudadanas, tanto físicas como virtuales, porque evitan la adquisición de las deudas que genera el sistema de creación de dinero bancario.

Otros expertos como el analista financiero internacional Daniel Lacalle creen que la emisión de moneda local se usa para disfrazar aumentos de gasto y de deuda. (I)

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