El apoyo del electorado al bloque independentista de Cataluña y el rearme de Ciudadanos en los comicios autonómicos del pasado jueves profundizaron las grietas en el oficialista Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.

A las puertas de un año que se presenta trascendental para acometer la modernización de un Estado constitucional que se mantiene intocable hace 39 años, el ejecutivo español confía ya en la lealtad de los socialistas para salvar su mandato.

“Estamos en condiciones de gobernar hasta 2020 y no tengo intención de adelantar los comicios”, proclamó el presidente del gobierno después de conocer la debacle de su partido en Cataluña.

Pero la realidad es que el PP es una fuerza asolada hoy por una tensión interna desconocida. A la gravedad de la situación contribuye de manera especial su mentor en el cargo, el expresidente del gobierno José María Aznar, quien no deja de castigar las posiciones del gobierno en esta crisis.

Desde su Fundación FAES, el centro de análisis político que opera en España, lanzó su artillería dialéctica contra Rajoy y su equipo, al tiempo que no ha dejado de mostrar sus simpatías por Ciudadanos. También censura que el PP culpe a Albert Rivera de su fracaso electoral y considera que el gobierno de Rajoy requiere de “un mejor equipaje estratégico y político” para Cataluña. (I)