El Gobierno brasileño no cerrará sus fronteras con Venezuela, luego de los ataques xenófobos de centenares de brasileños que quemaron un campamento de inmigrantes venezolanos en la región fronteriza de Paracaima, estado amazónico de Roraima.

La decisión del gobierno de Michel Temer se tomó en medio del escándalo del mayor escándalo de xenofobia registrado en Brasil, cuando 1.200 venezolanos volvieron a Santa Elena de Uairén, caminando, en medio de huevazos e insultos, amenazados de muerte.

Atrás dejaban los inmigrantes, muchos en condición de refugiados, una caótica permanencia en Roraima, uno de los estados más pobres de Brasil y con menos infraestructura.

Según relatos, el ataque a los venezolanos fue monopolizado por seguidores del candidato presidencial Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas, un ultraderechista que marcha primero en intención de voto en Roraima y segundo a nivel del país, detrás de Luiz Inácio Lula da Silva. El general Sérgio Etchegoyen, ministro de Seguridad Institucional, afirmó que sería inconstitucional cerrar la frontera como reclamó la gobernadora de Roraima al Supremo Tribunal Federal. (I)