Argelinos exigen en las calles la renuncia de todo el régimen
El movimiento popular en Argelia amenazó con no detenerse tras la renuncia del presidente Abdelaziz Buteflika y convocó a nuevas manifestaciones para mañana.
Advierten que cualquier intento del régimen de perpetuarse en el poder será contestado en la calle.
La convocatoria exitosa permaneció por seis semanas en las calles en medio de sospechas de conspiración de Gaïd Salah (mano derecha de Buteflika). El jefe de Estado Mayor lidera el círculo de poder que protege y maneja al enfermo exmandatario por lo que estiman que su renuncia es para calmar las protestas.
Según la Constitución, una vez que el Parlamento y el Senado acepten el dictamen del Consejo Constitucional sobre la dimisión presidencial, la jefatura interina del Estado quedará en manos del presidente de la segunda cámara, Abdelkader Bensalah, quien tendrá 90 días para convocar nuevas elecciones en las que él no podrá participar.
La dimisión oficial fue publicada en un comunicado el miércoles. Buteflika, de 82 años y enfermo desde 2013, renunció antes del 28 de abril, fecha en la que expiraba su mandato.
Al inicio, los manifestantes exigían que el mandatario, quien llevaba 20 años en el cargo, renunciara a ser reelegido para un quinto mandato consecutivo en los comicios presidenciales previstos para el 18 de abril.
Tras alcanzar este objetivo el 11 de marzo, la población decidió mantener la presión en la calle y utilizar las movilizaciones para exigir la caída de todo el régimen, incluido el propio Gaïd Salah.
No existe una hoja de ruta clara. La incertidumbre es absoluta. La tensión entre los diversos clanes y grupos de poder está garantizada.
Los argelinos temen que se aplique el viejo principio lampedusiano de aparentar que todo cambia para que no cambie nada.
En el tablero mundial, Argelia es un actor relevante por su posición en el norte de África –es el país más extenso del continente–, su peso demográfico (42 millones de habitantes) y sus enormes reservas de petróleo y gas.
En el pasado fue una voz importante del grupo de países no alineados, un ariete antiimperialista que apoyó causas como la palestina o la del Frente Polisario. (I)