Al menos unos 350 reos murieron debido a un incendio registrado en una cárcel de la región central de Honduras, según los últimos reportes.

El comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, dijo que 356 no respondieron cuando se pasó lista para verificar a los sobrevivientes en la prisión concebida para 250 personas, que albergaba a 852 reclusos.

Ante la desesperación de los parientes de los reclusos el portavoz policial, Héctor Iván Mejía, leyó el listado de sobrevivientes en la que figuran 470 reos, entre los cuales hay medio centenar de heridos y aún falta por definir qué ocurrió con otros 22 no localizados.

El suceso ocurrió en la Granja Penal de Comayagua, ubicada a 90 km al norte de Tegucigalpa. El flagelo comenzó a las 22:55 locales del martes (04:55 GMT del miércoles).

Parientes de las víctimas, especialmente mujeres, se amotinaron a la entrada de la cárcel, desafiaron a las autoridades e intentaron ingresar en el recinto donde se acumulan los cuerpos para verificar lo ocurrido con sus familiares.

Médicos forenses convocan a allegados a las víctimas a ayudar con las identificaciones y aportar para ello pruebas de ADN.

En la mañana, Lucy Marder, directora nacional de Medicina Forense de Honduras, indicó que la cifra de víctimas mortales podría aumentar y que la identificación tardaría varios días.

El jefe de Prisiones, Danilo Orellana, dijo más temprano que el incendio pudo haber sido causado por un cortocircuito, aunque no se ha descartado que pudiera haber sido provocado.

El portavoz policial, Héctor Iván Mejía, incluso dijo que ya se tiene informes sobre la identidad del presunto responsable del siniestro.

"Aparentemente fue una persona que estaba en el interior la que produjo el incendio, pero no quisiéramos mencionar datos que podrían poner en riesgo su integridad", añadió y dijo desconocer si pudo haberse fugado del recinto.

En tanto que el presidente del país, Porfirio Lobo, ha prometido una investigación completa y transparente del incendio.

Aseguró que las autoridades penitenciarias serían suspendidas mientras se llevan a cabo las diligencias.

La de hoy se ha convertido en la mayor tragedia ocurrida en prisiones hondureñas y latinoamericanas en los últimos años.

Le antecedieron el motín en penales peruanos de junio de 1986 que dejó 250 muertos, el ocurrido en Sao Paulo en octubre de 1992 con saldo de 111 fallecidos, los 120 reclusos perecidos en enero de 1994 en la prisión venezolana de Sabaneta, los 107 muertos en un siniestro en una cárcel de San Pedro Sula en mayo del 2004 y las 135 vidas perdidas en un incendio ocurrido en marzo del 2005 en la prisión dominicana de Higuey.