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50 países honran a las víctimas de los atentados

El rey Felipe VI (2der.) y la reina española Letizia asisten a la misa en la iglesia de la Sagrada Familia.
El rey Felipe VI (2der.) y la reina española Letizia asisten a la misa en la iglesia de la Sagrada Familia.
Foto: AFP
21 de agosto de 2017 - 00:00 - Gorka Castillo

Los estragos de los atentados del jueves pasado en Barcelona y Cambrils fueron recordados el fin de semana en España, y también en buena parte del mundo, desde Nueva York hasta Beirut, pasando por el Obelisco de Buenos Aires y el Palacio de Planalto en Brasilia.

Más de 50 países rindieron homenaje ayer a las víctimas del brutal ataque terrorista, a quienes también se rememoraron en una ceremonia religiosa conjunta celebrada ayer en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona a la que acudieron los reyes, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy; el de la Generalitat, Carles Puigdemont; y las alcaldesas de Barcelona, Ada Colau; Madrid, Manuela Carmena; y Cambrils, Camí Mendoza. 

A la misma hora de la homilía, en la Plaza de Cataluña, el punto de partida de la enloquecida carrera emprendida el jueves por el conductor que mató a 13 personas e hirió a un centenar, miles de personas depositaban objetos, poemas, velas, frases y recuerdos, cualquier cosa que servía para ahogar una angustia indisimulada. “Que cada una de estas muertes se transforme en una situación de paz y de una convivencia que promocione y respete los derechos humanos”, proclamó el obispo auxiliar de Barcelona ante los cerca congregados en el interior del templo que diseñó Antoni Gaudí.

El de ayer fue un día soleado en la capital catalana. Quizá para ayudar a alumbrar las sombras que aún se ciernen sobre lo ocurrido, o sobre lo que realmente pudo suceder si las conexiones que unían a tres localidades tan distantes, como Alcanar, Barcelona y Cambrils, hubieran funcionado según el plan de los yihadistas. De acuerdo con las investigaciones policiales, el objetivo del comando era detonar dos furgonetas cargadas con bombonas de gas propano en los lugares más visitados de la ciudad, la Sagrada Familia y la Plaza de Cataluña, durante la hora más concurrida del día.

Pero el verdadero homenaje a las víctimas se escribe sobre un libro de condolencias que el ayuntamiento de la ciudad puso a disposición de los ciudadanos desde el viernes en el salón más luminoso del consistorio. Ayer cientos de personas aguardaban su turno para ingresar y estampar su firma, dejar su mensaje y derramar lágrimas acumuladas ante el espanto. “Catalunya, lloc de pau” (“Cataluña, lugar de paz”, en catalán) reza la consigna que hoy cubre toda esta inmensa y multicultural urbe.

A las visitas a los heridos realizadas por los reyes Felipe VI y Letizia el sábado, se unieron ayer la de destacados políticos. Para el próximo sábado se ha convocado una manifestación en Barcelona para mostrar, bajo el lema “No tengo miedo”, que la unión civil contra el terror es más poderosa que las diferencias políticas que se viven en Cataluña. Mientras tanto, el centro de la ciudad volvió a quedar en silencio. La ausencia de vehículos y un descenso apreciable de turistas en la Plaza de Cataluña se contrarrestaba con la presencia de mossos d’escuadra (policía local) y de la guardia urbana. Mientras que, ciudadanos anónimos reprimían las lágrimas observando el altar improvisado al inicio de Las Ramblas.

Cataluña está más expuesta al riesgo yihadista 

A pesar de su experiencia en la lucha antiterrorista, España no pudo escapar de dos atentados cometidos en una de sus regiones más turísticas, pero también más expuestas, según los expertos: Cataluña.

Curtida por 50 años de lucha contra la organización separatista vasca ETA, que causó más de 800 muertes antes de abandonar la violencia en 2011, España reorganizó sus servicios de seguridad tras el peor atentado islamita cometido en Europa. Y fue en Cataluña donde se detectó por primera vez a un yihadista en España, un miembro del Grupo Islámico Armado de Argelia, en 1995. Por aquí también pasó Mohammed Atta, jefe de los pilotos kamikazes del 11-S de 2011.

Desde septiembre de 2001, el juez Baltasar Garzón desmanteló una célula de Al Qaeda en la que habrían cerrado los últimos detalles de los atentados.

En la misma Barcelona se desmanteló en 2008 los avanzados planes de un atentado contra el metro de la ciudad.

Cataluña es la región con mayor número de musulmanes, casi 500.000 sobre 7,5 millones de habitantes.

La Vanguardia afirmó en 2016 que era una zona prioritaria de las mezquitas de culto salafista, unas 50 en total, según el diario al citar los servicios de inteligencia.

Aquí también se encuentran más inmigrantes de segunda generación.

Es el caso de los presuntos jóvenes autores de los atentados que causaron 14 muertos y más de 100 heridos, chicos marroquíes que crecieron en un tranquilo municipio a los pies de los Pirineos, destaca AFP.

La Policía habla de una radicalización acelerada, en apenas meses, el mayor temor de las fuerzas de seguridad porque, contrariamente a los que vienen de Oriente Medio, son más difíciles de detectar. (I)

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