Los testigos describen desgarradoras escenas de caos y pánico
13 muertos y 50 heridos en un atentado en el centro de Barcelona
La Rambla de Barcelona, la arteria principal de la capital catalana, el emblema urbanístico sobre el que pivota toda la ciudad, fue barrida ayer del mapa de la forma más execrable posible. Un terrorista, de origen magrebí, según la Policía autonómica catalana, lanzó la furgoneta que pilotaba por las aceras de la amplia avenida dejando tras de sí un rastro de sangre, destrucción y caos.
Eran las 17:20 en España (7 horas menos en Ecuador) y el centro neurálgico de Barcelona era en esos momentos un hervidero de personas enfrascadas en la rutina cotidiana de una espléndida tarde de verano. A esas horas, las líneas de metro vomitaban gente de sus laberínticos túneles mientras miles de turistas, vecinos y comerciantes recorrían plácidamente el camino que une la Plaza de Catalunya y el puerto de la ciudad.
Los videos que circulan por la red de los instantes inmediatamente posteriores al atentado describen escenas espeluznantes de decenas de personas malheridas en el suelo entre gritos desgarradores de aquellos que salvaron la vida de milagro.
Aunque el primer balance oficial se habla de un único muerto, fuentes cercanas a la investigación aseguran que son 13 las víctimas, un número que podría aumentar según avance el macabro recuento de los daños humanos causado por ese conductor enloquecido. Hay decenas de heridos. Al menos 50 personas, algunas de ellas en estado muy grave, se encuentran hospitalizadas.
El pánico se extendió por Barcelona tan rápido como el griterío ensordecedor desatado cuando el autor de la matanza apretó el acelerador de su furgoneta y fue atropellando personas, una detrás de otra, multiplicando la muerte y el horror de este 17 de agosto, el más amargo para los barceloneses desde hace medio siglo. Todo el perímetro de la zona, desde la Plaza Cataluña hasta el Palacio de Moja, algo más de un kilómetro de rambla, fue acordonado por la Policía que pedía a los aterrados viandantes que se protegieran en un lugar seguro.
El motivo era que el autor de la masacre, Driss Oukabir, un joven de origen magrebí nacido en la localidad francesa de Marsella, pero residente en Cataluña, había tenido tiempo de huir a toda carrera tras empotrar su vehículo contra un poste.
Aunque en un primer momento se difundió la noticia de que Oukabir se había atrincherado en un restaurante turco muy cercano a La Boquería, uno de los lugares más concurridos de Barcelona y a La Rambla, la Policía autónoma catalana desmintió esta información: “No hay ninguna persona atrincherada en ningún bar de Barcelona.
Hemos detenido a un hombre y lo tratamos como ataque terrorista”, confirmaron fuentes de la investigación. Sin embargo, varios videos domésticos desmentían la versión oficial de este hecho. En uno de ellos se aprecia con claridad cómo varias personas salen con las manos en la cabeza de un local que se encuentra rodeado de coches policiales.
Mientras todo esto sucedía en pleno centro de Barcelona, en la Avenida Diagonal un vehículo arrollaba a tres policías autonómicos que custodiaban un control de seguridad a la salida de la ciudad en dirección a la localidad de Esplugues de Llobregat y se daba a la fuga. Uno de los agentes quedó tendido en el suelo en estado grave. No se descarta que en ese coche viajaba el comando que apoyó al supuesto autor del atentado porque horas después la Policía informaba que uno de los terroristas, posiblemente el acompañante del autor del atropello masivo, murió en un intercambio de tiros en Sant Just Desvern, un municipio del cinturón metropolitano barcelonés muy próximo a Esplugues.
El Gobierno español anunció que Mariano Rajoy mantuvo ayer una conversación con su homólogo catalán, Carles Puigdemont, para coordinar el dispositivo de seguridad impuesto en la ciudad. Fuentes de La Moncloa también informaron que Rajoy se encuentra ya en Cataluña para coordinar la respuesta al atentado extremista. Junto con el presidente viajó la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.
Pero la intranquilidad se ha apoderado de las calles. En el barrio de Gracia, uno de los más populares de la ciudad, situado apenas a 15 minutos del lugar de la masacre, la gente se lavaba los ojos con lágrimas.
Para la mayoría, lo que había sucedido en La Rambla no era una pesadilla, sino una operación sin anestesia y la herida abierta supuraba como un volcán. “Jamás olvidaré los cuerpos tirados en el suelo de hombres y mujeres, niños y ancianos, he visto cosas terribles, pero nada como esto; el horror”. Son palabras de Angels a la televisión catalana TV3, palabras que pronuncia apretando instintivamente su celular, el mismo aparejo que quedó desparramado por las aceras de La Rambla y que tantas conversaciones triviales difunde por el mundo. “Estoy buscando a una amiga que acababa de llamarme para decirme que venía para aquí. No la encuentro”, relata otra joven del barrio de Gracia, que ayer celebraba su fiesta patronal.
Barcelona, una ciudad que hoy vive sumergida en el multiculturalismo global -habrá que conocer las nacionalidades de las víctimas- acaba de sufrir el mayor atentado terrorista de su historia, el segundo más grave de España tras el perpetrado el 11 de marzo de 2004 en Madrid. El miedo se ha instalado en sus corazones y a partir de ahora no será fácil dominarlo. (I)
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Ecuador habilita números de ayuda
El cónsul general de Ecuador, en Barcelona, Richard Olivo, informó en la red social Facebook que la legación nacional hizo llamadas a los ecuatorianos que tienen negocios en La Rambla, en Cataluña, y aseguró que “están bien y a buen recaudo”.
La Cancillería ecuatoriana también puso a disposición de los compatriotas en Barcelona dos números de teléfono y un correo electrónico de emergencia.
Los números que habilitó la Cancillería son: +34 625 56 65 62 (celular) y +932 462 490 (fijo). Además, se pueden realizar consultas en el correo: [email protected]. (I)