Con 68% de participación electoral, Cataluña registra récord de asistencia
Cataluña votó ayer de una manera frenética. Más del 68% de los cinco millones y medio de catalanes convocados a las urnas acudieron a los 2.700 centros electorales distribuidos por la región, convencidos de que su voto cambiará el rumbo del país.
La jornada registró una participación histórica y sorprendente pero también resultó extraña. Y no solo por la incertidumbre del resultado y las consecuencias políticas que pueda tener, si no por la excepcionalidad de los días vividos en Cataluña desde el referéndum independentista del pasado 1 de octubre.
Estas elecciones fueron convocadas por Mariano Rajoy en lugar del presidente de la Generalitat, con las instituciones intervenidas, con todo el Govern cesado y con sus responsables huidos, como Carles Puigdemont en Bruselas, o encarcelados, como el vicepresident Oriol Junqueras, bajo acusaciones de rebelión y sedición.
Con Esquerra Republicana (ERC) y Ciudadanos disputándose la victoria, los electores eligen un Parlamento compuesto por 135 diputados cuya responsabilidad será reconducir una situación de enfrentamiento que ha terminado asfixiando a la ciudadanía.
En principio, ninguna de las opciones políticas puso sobre la mesa una hoja de ruta fiable para sacar a Cataluña del atolladero en el que se encuentra. Y el primer escollo será la investidura de un nuevo presidente.
El constitucionalismo, expresado en la formación neoliberal Ciudadanos cuyo nuevo rostro es Inés Arrimadas, encabezaba los primeros resultados computados al cierre de los centros de votación. La frescura mostrada por el partido que lidera Albert Rivera a la hora de explotar sus oportunidades para vencer al soberanismo y que podría traducirse en 11 escaños más de los que obtuvo en la anterior.
Pero Cataluña busca soluciones políticas a una crisis territorial con las posiciones estáticas y la futura gobernabilidad dependerá de los pactos. Y el empuje arrollador de Ciudadanos proviene del hundimiento del PP, que terminaría con cinco o seis exiguos diputados.
Desde su nueva residencia en Bruselas, Carles Puigdemont encabeza la lista de Junts per Catalunya con el único objetivo programático de ‘restituir’ al Govern cesado. Puede ser la tercera fuerza más votada, lo que significará su defunción pública definitiva. Las pretensiones de Oriol Junqueras van más allá de lo que aspira y trata desde la cárcel de recuperar el poder en Cataluña con la formación de un ejecutivo fuerte.
Los resultados no son inocuos para el gobierno de Rajoy. Está en juego su futuro. La agresividad ha dejado paso a la reflexión y el respeto. Al menos durante la jornada de ayer. No se produjo ni un solo incidente digno de mención. Las elecciones se desarrollaron con absoluta normalidad. Y tal y como estaba el paisaje, puede calificarse como un enorme éxito. (I)