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El Telégrafo
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“Un periodismo cargado de prejuicios no informa”

“Un periodismo cargado de prejuicios no informa”
13 de junio de 2011 - 00:00

El 7 de junio, El Comercio traía el siguiente titular: “Carga ideológica en textos escolares”. Un artículo donde la redactora sugiere que los libros de Estudios Sociales que el Gobierno entrega en las escuelas fiscales de la Costa tienen contenidos ideológicos.

Al respecto proponemos realizar dos reflexiones: a) sobre la forma de hacer periodismo, la toma de posición política que tiene la publicación y sus incongruencias; b) mostrar que en Guayaquil la producción de espacios, libros y textos que se hacen con respaldo del Municipio no sólo tiene sesgo ideológico sino que intentan recrear una “nueva historia de la guayaquileñidad”, que justifica la dominación de los grupos oligárquicos de la ciudad.

Según la redactora, las pruebas de la carga ideológica en los textos escolares serían: En la “página 81 […] aparece […] Fidel Castro liderando a los revolucionarios cubanos. […] En cuatro páginas se narra los regímenes desde 1979 en el país. […] “Una larga crisis” inicia la lista Jaime Roldós […]. Seguido […] “La derecha al poder”, se habla de León Febres Cordero. “Enfrentó a las demás funciones del Estado y a la oposición, que denunció numerosos hechos de corrupción […] y violaciones a los derechos humanos” […]. De Abdalá Bucaram se menciona que “agudizó los conflictos regionales, exageró su estilo arbitrario, fomentó la corrupción”. […] Sobre Jamil Mahuad […] resalta que “sacrificó los intereses de la mayoría para proteger los intereses de los banqueros […] Gutiérrez […]  “aplicó políticas clientelares y promovió la división popular e indígena”. […]. Pero en la misma página, bajo el título ‘Los gobiernos de PAÍS’, el tono cambia. Relata el triunfo de Rafael Correa en el 2006, “un candidato fuera de los círculos políticos convencionales”.

Para reafirmar la idea, se añadió que en los textos de Sociales entregados por el Ministerio de Educación: “la maestra Rocío Muñoz […] se topó con estos temas en los primeros días de clases. La Unasur y el papel de Hugo Chávez, partes del Manifiesto comunista de Marx y Engels, el ‘Buen Vivir o Sumak Kawsay’ y otros aspectos criticados como ‘la dominación’ de Estados Unidos y gobiernos de tipo ‘neoliberal’.

También se entrevistó a Milton Luna, de Contrato Social por la Educación, y a Juan Pablo Bustamante, de Unicef. El primero señaló que no se encontró rasgos de ideología política, y el segundo destacó que todo libro es imperfecto.

Entonces ¿por qué el diario (entiéndase como la editora regional, la editora de sección, el editor general y/o la propia redactora) no corrigió el titular del artículo?, ¿Esta era una verdad que existía per se? O, ¿lo que esta nota deja ver es la percepción conjunta o no, de lo que el medio considera como la realidad? Lo ideal habría sido otro titular.

Para sostener el análisis, también se entrevistó a dos expertos en el tema educativo. Una de ellas fue Claudia Uribe. Hasta ahí parece que todo va bien, pero lo que la nota no aclara es si la opinión emitida por la experta es una reflexión de tipo general (frente a una pregunta también general ¿es correcto que los textos escolares contengan ideología política?); o si la entrevistada revisó (o no) los textos en mención, y si se refiere específicamente a ellos. Compartimos la visión de Uribe, pero sostenemos que no se contextualizan sus comentarios.

Vale aclarar que la crítica que ensaya El Comercio no está mal, el problema es la incongruencia a la hora de analizar situaciones similares. Por ejemplo, el 29 de octubre del 2006, la misma Redacción de Guayaquil presentó el reportaje “Un museo alberga la historia de Guayaquil”. Lo interesante es que los periodistas no señalaron la existencia de carga ideológica en este “nuevo método” de enseñanza de la historia de la ciudad, a pesar que la publicación era elocuente.
“Para entender la historia de Guayaquil hay un nuevo método […]. Basta con ir hasta los bajos del teatro Imax, […].

“Esta es la historia de una ciudad, cuyos ancestros se remontan a los pueblos que habitaron la cuenca del gran río Guayas” […]. Así, es posible obtener información del Formativo, el Desarrollo Regional y el Periodo de Integración. […] La exposición continúa con ‘Las fundaciones’; ‘Guayaquil, astillero del Pacífico’; ‘Piratas en el Golfo’; ‘Ciudad vieja, ciudad nueva’ […]. Para concluir la exposición están los espacios denominados ‘Guayaquil vive por ti’ y ‘Más ciudad’. El primero hace alusión al inicio de la regeneración urbana, con la administración de León Febres Cordero; y el segundo, al proyecto urbanístico continuado por Jaime Nebot. En la exposición no falta el video de presentación del alcalde de la ciudad […] ni la estatuilla que representa a Febres-Cordero. […] En la inauguración de la exposición, el alcalde Nebot alegó que la visita a este museo será obligatoria para las instituciones educativas de la ciudad.

¿Por qué la nota del 2006, seguramente pasada por varios filtros (editor regional, de contenidos y general, como las normas dictan), no fue pensada como un espacio con carga ideológica? Quizá la respuesta esté en la posición política del diario, o en la posición política de los periodistas que día a día construyen la noticia. Cabría preguntarse entonces, cómo están leyendo los procesos, qué están diciendo y cómo lo están diciendo, esto viene al caso porque en la práctica periodística ser objetivo no es lo mismo que ser neutral.

Quedan muchas preguntas por responder, que el periodismo bien pudiera investigar si dejara de lado su carga ideológica. Porque si no, ¿dónde queda la objetividad del trabajo, a la que se apela en las redacciones? De hecho, cuando el periodismo se carga de prejuicios no informa o por lo menos las audiencias no reciben una información que le permita hacer sus propias valoraciones.

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