La proliferación de medios digitales y las 'fake news' abren el debate en Cotopaxi
Alejandra Molina tiene 28 años y no compra periódicos para informarse, ve muy poco los noticieros de televisión. Su principal fuente de información es internet, es seguidora de dos medios virtuales; sin embargo, la aparición de clonaciones de páginas y de marcas de medios tradicionales con noticias falsas (fake news) o tergiversadas le están haciendo perder la confianza en las nuevas plataformas informativas.
“De repente aparecieron muchas páginas con información que después resulta que no es cierta, eso confunde”, comenta la joven.
Franklin Falconí, docente de la carrera de Comunicación de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC), considera que a los ciudadanos les gusta ser partícipes de los contenidos que se generan en las plataformas web debido a la posibilidad de interactuar, opinar y ser parte de los procesos de coyuntura que se gesta a nivel local, nacional y mundial. Pero a su vez, la libertad que existe en internet deja abierta la posibilidad de crear plataformas informativas no solo a los periodistas con formación académica sino a las personas en general.
“Crean sus propio medios de comunicación se asumen como periodistas (…) lo triste es que –en ocasiones – lo utilizan como una estrategia con intereses políticos, personales, y se difunde información falsa”, acota el docente.
Por ello, Falconí ve estas prácticas como un punto negativo en torno a la credibilidad del ejercicio periodístico; la población en general comienza a desconfiar del periodismo.
Con este criterio coincide Dayana Ortiz, vicepresidenta del Colegio Provisional de Periodistas, quien rechazó la proliferación de medios de personas que no estudiaron ni ejercieron el periodismo “no por tener una cámara o un celular con megas ya eres periodista, hace falta tener formación académica, conocer muchas cosas”.
Xavier Erazo, presidente de la Asociación de Comunicadores, por su parte, sostiene que los medios de comunicación virtuales deben pertenecer a un gremio, a través del cual se acredite su legalidad y estén sujetos a normativas puntuales, pasen filtros que impidan que se difundan noticias no contrastadas o no verificadas, o simplemente falsas.
Para Falconí la solución, sin embargo, no está en normar el contenido de internet, ello atentaría contra la libertad de expresión; una alternativa viable, según él, sería que los gremios de profesionales de comunicación busquen unidad por medio de colegios, asociaciones u organizaciones a través de las cuales respalden su trabajo y exijan respeto de las normativas deontológicas (éticas) de la profesión.
Silvia Arcos, expresidenta del Colegio de Periodistas de Cotopaxi, lamenta que en la ciudad y provincia no haya unidad debido a la “falta de interés común”.
La comunicadora espera que en algún momento los periodistas locales puedan reunirse para trabajar en conjunto y buscar estrategias puntuales que permitan rescatar la profesión.
No dejarse llevar
De acuerdo a Marlene German, máster en periodismo digital, una de las alternativas que pueden realizar los usuarios para no desinformarse ni desinformar es verificar que los medios o plataformas web que generan contenidos sean reales. “Deben tener un representante, editor, responsables de las páginas”.
German recomendó no dejarse llevar por “apasionamientos”. Explicó que cuando llegan imágenes fuertes o noticias polémicas los usuarios esperen para determinar si la información es o no verdadera antes de compartirla.
La profesional insiste en que el papel del usuario es fundamental para detener en cierta medida la desinformación que circula en las redes que puede afectar la cotidianidad de la sociedad. (I)