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Preguntas

Preguntas
02 de junio de 2013 - 00:00

En el cine, y en el arte en general, son fundamentales las preguntas que uno se hace. La obra no es más que la huella de la búsqueda de respuestas, que casi nunca llegan pero ya han cumplido su papel al ser formuladas. En los últimos días me han empezado a desvelar algunas preguntas. En realidad son los mismos viejos interrogantes que uno se ha hecho desde siempre. Preguntas que me hago como realizador de cine, y que comparten muchos de mis colegas. Y cuestiones que me planteo también ahora como servidor público. ¿Cómo está el cine ecuatoriano?

 

No me voy a responder en este texto, son preguntas que me hago y que hago para desatar una reflexión. O para continuar una reflexión que viene de la mano con el cine desde hace mucho, y que se han actualizado en un escenario político e institucional, en Ecuador, en América Latina y en ese continente que se llama Cine. ¿Qué cine queremos, o qué cine necesitamos?

 

Las preguntas nunca son inocentes, cargan algo de respuesta en ellas. Las reflexiones nunca son individuales, aunque bailoteen dentro de la cabeza de uno; en sus insomnios y sus ensueños. Se alimentan de lo que piensan y dicen los demás, productores, creadores o consumidores de imágenes en movimiento. Frente a algunos de estos temas, tenemos la impresión de que ya existen respuestas. Hay que revisar estas verdades: pueden haber sido válidas y ya no serlo, pueden haber estado siempre erradas o incompletas, todo esto corre como una película que se proyecta en la pantalla sin control remoto para poner pausa. ¿Qué importancia tiene el cine nacional para el ciudadano ecuatoriano?

 

Históricamente, cuando una industria audiovisual distinta de Hollywood, y que por ende necesariamente surge en resistencia a Hollywood, se ha consolidado, solo ha podido hacerlo en base a una intervención estatal decidida y sostenida. Y eso significa inversión. Suena como un asunto económico, pero se trata de un asunto político. De revolución, de resistencia, de soberanía. ¿Se entiende la importancia de la cultura del mismo modo que se entiende la importancia de la salud, la educación o las carreteras?

 

Una disposición legal prohíbe las pre asignaciones: oigo repetir eso a mi alrededor. Ese es un obstáculo para la legítima aspiración de que el fondo de fomento al cine nacional se beneficie de los impuestos que paga cada persona que compra un boleto para entrar a ver una película proyectada en una sala obscura. El consumo de cine (básicamente de Hollywood) beneficiaría así a la producción nacional. ¿Qué lugar tiene la diversidad cultural en un proceso de transformación profunda del país?

 

Creo que no es tarea del Estado decidir qué películas deben hacerse y cuáles no, qué cine es legítimo o inoportuno, qué filme es de cine arte o de cine popular. Es tarea del Estado promover la actividad de creación y producción de contenidos audiovisuales propios. También es su responsabilidad "asegurar que los circuitos de distribución, exhibición pública y difusión masiva no condicionen ni restrinjan la independencia de los creadores, ni el acceso del público a la creación cultural y artística nacional independiente". ¿Cómo se expresa esta responsabilidad en las políticas públicas?

 

Existe en algunos sectores la percepción de que los cineastas somos los "niños mimados" de las políticas públicas de cultura. Pienso que eso no responde a una realidad, pero en todo caso el pedido ante eso no debería ser reducir los recursos que se destinan a fomentar el cine y el audiovisual, sino al contrario aumentar los fondos y mejorar los mecanismos de fomento a las otras expresiones artísticas. ¿Qué relaciones ha construido el cine con los otros ámbitos de la producción artístico-cultural?

 

Un fondo de fomento de alrededor de un millón de dólares anuales hace sonreír a nuestros colegas latinoamericanos. Las industrias culturales son exigentes en recursos, pero generan un retorno muy importante, encadenamientos productivos y trabajo, para no mencionar sino parámetros estrictamente económicos. Parece urgente dotarse de un sistema de información sobre el sector audiovisual y el sector cultural en su conjunto, para formular políticas públicas en base a un conocimiento real de la situación y poder planificar en función de objetivos a mediano y largo plazo. Esta última no es una pregunta.

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