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Cuerpo

La escritora que murió por puta: María Fernanda Ampuero (1976-2016)

La escritora que murió por puta: María Fernanda Ampuero (1976-2016)
07 de marzo de 2016 - 00:00 - María Fernanda Ampuero. Escritora

El cuerpo de María Fernanda Ampuero, la libertina escritora ecuatoriana, famosa por sus textos indecentes y su vida disipada, ha sido hallado esta madrugada envuelto en fundas plásticas negras en la playa de Montañita, en el mismo sitio donde una vez, según cuentan varios testigos, pretendió tomar el sol topless y fue reprendida por la Autoridad Competente por “conducta inmoral”.

El cadáver de la autora guayaquileña presentaba un golpe mortal en la cabeza, presuntamente consentido porque se la vio bailar con el agresor, y mostraba claros indicios de violación, presuntamente consentida porque la muerta llevaba bikini.

Todo parece indicar que el lamentable, “pero comprensible suceso, dado el liberal estilo de vida de la occisa” —viajaba sola, sonreía, bebía alcohol— se dio “por su culpa, por su culpa, por su gran culpa”, informan Redes Sociales.

La mujer era, según las palabras de varios especialistas en Conductas Impropias para una Damita, CID, una “víctima propiciatoria”, es decir un “sujeto de sexo femenino que asume un alto riesgo y propicia lo que vendría siendo el crimen contra su persona”. En otras palabras, moviliza al violador o al asesino contra sí misma. Es su propia verduga.

“En el caso de María Fernanda Ampuero, por ejemplo, se ve claramente el perfil de la víctima propiciatoria”, asegura El Experto.

“Esta mujer repetidamente jugó con fuego y, finalmente, se quemó. Sí, María Fernanda Ampuero vivió como jamás deben vivir las damas: salió de su casa, salió del país, usó transportes públicos, pidió aventones, usó bikini en la playa, viajó con otras mujeres sin compañía de ningún hombre (óigame bien: de ningún hombre) o sola, bebió, fumó, tomó drogas, se vistió provocadoramente, coqueteó, fue promiscua.

En fin, es un listado demasiado largo de imprudencias. ¿Qué podemos sacar como lección social de esta terrible situación? Que las mujeres no deben ni pueden pretender vivir como hombres, que no lo son y nunca lo serán, que el mundo es crudo y salvaje para ellas y que su sitio es la casa. Eso hay que enseñarles a las niñas, así sea con violencia. Mejor amarrarlas a la pata de la cama que encontrarlas muertas, violadas y envueltas en fundas plásticas, ¿no? Porque esta es una realidad que no se puede cambiar, porque el hombre es hombre y viola a quien se lo pone fácil, ¿no?”, concluyó El Experto.

Con visible dolor en el rostro, sus familiares se acercaron a la morgue a reconocer a la fallecida, la “escritora de la vida airada”, como ya se la conoce en Redes Sociales.

“Ahí llegó esa pobre gente que no pudo controlar a esa chica, enseñarle a ser mujercita o encerrarla en la casa. Es triste decirlo y que Dios me perdone, yo no le deseo mal a nadie, yo soy católica y aquí donde me ve estaba rezando por el alma de esa pecadora, me parece horrible lo que pasó, sobre todo por esa madre que no tiene la culpa de nada, o bueno, no sé, porque dicen que de tal palo tal astilla, pero lo que digo es que se nota que esa mujer ya no tenía padre porque si hubiera un cabeza de familia en esa casa, esto no pasaba, con un buen padre de esos como el mío que te agarra del brazo y te lo deja negro y ya se te quitan las ganas de ir a Montañita o a algún otro sitio de perdición de esos. O sea, que hace todo por tu bien, pero esa mujer: divorciada, sin padre, ¿qué más le iba a pasar?”, comentó La Señora Observadora.

Sobre una camilla, el cuerpo de María Fernanda Ampuero reposaba desnudo y bocarriba. “Posición en la que, sin duda, una persona de carácter tan alegre se encontró en innumerables ocasiones”, comentó, sarcástico, el Médico Conservador.

Ante la insistencia de la progenitora de que cubrieran a su hija, uno de los presentes, señalando las partes íntimas de la occisa, dijo: “Pero, madrecita, si esto ya lo ha visto todo el mundo”.

La señora, entre lágrimas, tapó a su hija con una sábana y pidió justicia, que se encontrara al asesino y que se dejara de culpar a su hija por su propio asesinato, que así “la estaban matando dos veces”. Cosa que, dijo, no solo era “un sinsentido, sino una forma de alentar” a otros violadores a hacer lo mismo con otras chicas:

“A mi hija no la han matado una vez, sino dos. La primera con un golpe en la cabeza, la segunda diciendo que ella se lo buscó. Dos veces me la han asesinado. Una ese hijueputa criminal y la otra la gente que habla de ella, todos ustedes. ¿Cómo se siente un violador que escucha esto? Se siente auspiciado, se siente menos culpable, menos monstruo. Si la sociedad lo justifica echándole la culpa a la chica, ¿cómo no se va a justificar él mismo? Hay que estar muy, muy enfermo para creer que lo que le pasó a mi niña es su culpa porque fue a Montañita, porque llevaba bikini, porque se tomó los tragos, porque se fue a un hotel con un chico. No, esto le pasó porque hay violadores y asesinos a los que hay que perseguir, no a las niñas. A las niñas hay que quererlas, no culparlas”.

El Señor de Sociedad le recordó que ella había “incumplido su deber como madre al no prohibirle que fuera a sitios de pecado” como Montañita donde, “se sabe, las mujeres beben y consumen drogas y los hombres simplemente se aprovechan de esa situación”.

“Ya no llore, señora. Ahora trate de que lo que le pasó a su hija sea ejemplo para otras niñas, para que tengan miedo de la calle, para que no se crean las liberadas, las modernas, las feministas, porque eso aquí en nuestros países no, señora, no. Las mujeres no pueden ir por la vida creyendo que son libres, hay demasiado hombre enfermo y contra eso nada se puede hacer. Nomás encerrar a nuestras niñas, señora... No, no, ya no llore. Rece por ella, señora, rece por esa alma que ya descansó”, concluyó el Señor de Sociedad.

Un momento sin duda intenso fue cuando el hermano menor, un joven fornido de casi dos metros de estatura, rompió el equipo de un compañero periodista y de paso su nariz porque él, en estricto cumplimiento de su trabajo, simplemente formuló las preguntas que se hace toda la consternada comunidad:

“¿Por qué viajo sola su hermana? Ah, con una amiguita. ¿Las dos solititas? Uh, pero allá que todo es depravado, ¿cómo se va solita? Eso es ir buscando algo, ¿no? Dicen que andaba borracha…”.

La occisa será enterrada en el Cementerio General de Guayaquil, donde sus amigos, “la liga de los escritores y escritoras de la vida airada”, le harán un homenaje “en bikini y con cerveza”, según consta en la invitación que circula por Facebook. (I)

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