Cultura Viva Comunitaria: Esperanza de pie y en caravana
Con la participación de representantes de 17 países de América, del 17 al 23 de mayo se realizó el Primer Congreso de Cultura Viva Comunitaria, en Bolivia. El así llamado congreso fue no solamente una plataforma de encuentro, sino también una fiesta que comenzó con una propuesta artística itinerante por La Paz y culminó con la visita de las delegaciones a Mururata, Pueblo de Creadores. Se trató de un evento no solamente multitudinario, sino también de impacto en cuatro dimensiones: lúdica creativa, organizativa política, reflexiva académica y mística ritual. Dichas dimensiones fueron propuestas en forma explícita por la organización del evento. El Congreso de Cultura Viva Comunitaria, hizo honor a su nombre logrando aunar todas las dimensiones, desde una lógica de construcción colectiva.
Un Asalto Poético en La Paz fue el comienzo del Congreso de Cultura Viva Comunitaria uniendo El Alto con la Plaza San Francisco a través de la espiritualidad y la creatividad. La emoción de dicho comienzo estuvo dada en gran medida por el hecho de reunir delegaciones de diversos países del continente. Iván Nogales, integrante de Grupo COMPA de Bolivia y uno de los organizadores del congreso, vinculó a las caravanas y al congreso con el mito del inca que vuelve. En palabras de dicho referente para el informativo Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias), existe una vinculación entre las caravanas del congreso y el mito del líder indígena Túpac Amaru, cuyas partes del cuerpo fueron llevadas a distintas zonas del continente buscando prevenir la rebelión de los pueblos luego de su asesinato. Según el mito, algún día el inca volvería a la vida: cuando volvieran a reunirse las partes de su cuerpo. Cada caravana sería un pedazo de cuerpo desperdigado y atomizado que vuelve a ser lo que en realidad somos.
Ejes del congreso: temas y puntapiés
Es desde estos cuatro ejes que dieron lugar al despliegue de varios temas que se desarrollaron a lo largo de diversos paneles. Asimismo, dichas dimensiones estuvieron presentes y se consideraron para establecer uno de los espacios de debate más importantes del congreso: Los círculos de visión.
Algunas de las conclusiones que arrojaron los círculos de visión que se pueden destacar son:
- La inclusión del enfoque descolonizador y despatriarcalizador como eje transversal de la cultura viva comunitaria en los procesos de creación artística, y procesos formativos.
- La recomendación de que todos los países latinoamericanos, tomando el ejemplo boliviano y ecuatoriano, se conformen como Estados plurinacionales, y que esto se exprese a través políticas públicas y prácticas ciudadanas.
- El intento de que las alternativas autogestionarias sean reconocidas por las leyes y reglamentos de los Estados, y que dejen de existir como alternativas paralelas a estos, sin perder el carácter autónomo y autogestionario.
- Una visión del relacionamiento con la naturaleza como madre tierra, en una búsqueda de un equilibrio armónico.
- El impulso para el rescate de alimentos y productos autóctonos en defensa de la soberanía alimentaria y nuestra identidad ancestrales, así como de los saberes y conocimientos de hombres y mujeres.
- Vinculación de educación con cultura, para generar una educación más amplia y abierta, que incluya conocimiento sobre la propia cultura y la de los pueblos latinoamericanos.
- La generación de economías solidarias, para modificar los modos de producción, desde un proceso colectivo y comunitario de producción.
- partir de un principio de participación y generación de espacios claves para pensar las políticas desde las comunidades.
- La necesidad de potenciar y fortalecer los procesos de comunicación viva comunitaria, en tanto producción y comunicación libre, más equitativa en tanto permita la apropiación de más herramientas para los medios de comunicación comunitarios.
Una afirmación emergida de Los círculos de visión instaba a que el próximo congreso se denominase de “Culturas Vivas y Comunitarias”, porque “no hay una sola manera y forma de vivir y concebir la cultura, no se puede homogeneizar la cultura ni generar discriminaciones entre las identidades”. En esta misma línea, se rescató la lúdica como herramienta de transformación social, reconociendo los rituales de conexión como medio para generar posibilidades para el “sentipensamiento”, entendiéndolo como la posibilidad de incluir nuestras emociones y sesiones corporales dentro de nuestro accionar, posibilitando la descolonización.
Impacto de pies en movimiento
Según datos oficiales de la página del congreso, hubo más de 1.200 participantes de 18 paises del continente, 300 propuestas artísticas, colectivos y organizaciones culturales comunitarias y 48 redes latinoamericanas de distintas temáticas y procesos. Dichos números dan cuenta de los resultados del encuentro, aunque resulta importante destacar algunas de las cuestiones que se han alcanzado como impactos en la temática de la convocatoria.
A partir del congreso, se han generado nuevas instancias de articulación vinculadas a la noción de Cultura Viva Comunitaria, como por el Parlamento Latinoamericano por la Cultura Viva Comunitaria, la Red de Ciudades por la Cultura Viva Comunitaria, la Red de Universidades por la CVC, el Encuentro latinoamericano del Hip Hop por la CVC, la Plataforma de Comunicación y el Espacio de Cine y lenguajes audiovisuales por la Cultura Viva Comunitaria.
Por otro lado, destacar también que el evento logró potenciar las redes en Cultura Viva Comunitaria. A partir del congreso, se iniciaron procesos articuladores en este sentido en ocho nuevos países: Uruguay, Paraguay, Chile, Ecuador, Venezuela, Panamá, El Salvador y México, que se agregan a los activos presentes en Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, Colombia, Costa Rica y Guatemala. Dichas redes no solamente se tejieron entre referentes de organizaciones culturales comunitarias, sino que también se autoconvocaron funcionarios y legisladores de distintos países.
La presencia de los legisladores y funcionarios influyó significativamente en la posibilidad de generar avances legislativos e institucionales, que ya se habían comenzado a dar, especialmente en los meses previos al congreso. Uno de los presentes en este grupo era Pablo Groux, ministro de Cultura de Bolivia, quien argumentó que la función del Estado debe transformarse, para que no sea quien marque el camino, sino quien acompañe al caminante. Siguiendo las palabras de Groux, se puede decir que las organizaciones gubernamentales reunidas manifestaron reconocer a la Plataforma Puente como un valioso interlocutor de las organizaciones de cultura viva comunitaria de Latinoamérica. Además, se comprometieron a constituir: una red gubernamental de cultura viva comunitaria en los diferentes niveles de gobierno, una articulación parlamentaria por la cultura viva comunitaria y un grupo de trabajo intersectorial que incluya a las anteriores, junto con las organizaciones de la sociedad civil.
Otro hecho que asumieron los legisladores y funcionarios fue la propuesta de formulación de una metodología participativa para la elaboración de las leyes. Asimismo, expresaron que apoyarían dos de los puntos centrales que la Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria promueve desde sus inicios: incentivar que los países respeten la declaración de la Unesco de cumplir como mínimo el 1% del presupuesto nacional a la cultura y que como mínimo el 10% de los presupuestos de cultura de todos los niveles de gobierno se inviertan en Cultura Viva Comunitaria.
El Congreso también ha difundido un documento denominado La Declaración de La Paz con conclusiones, avances y desafíos que ha dejado el evento para todos y todas. Dicho documento, de elaboración colectiva de los/as participantes, se propone como material de reflexión y debate para dar continuidad a las perspectivas desarrolladas en el congreso. La Declaración de La Paz reconoce a la cultura viva comunitaria en Latinoamérica como una realidad innegable que moviliza a gran cantidad de personas y organizaciones populares en todo el continente con la perspectiva de la construcción de una nueva sociabilidad. En el documento, se concibe que la recuperación y la proyección de esas prácticas resultan en una transformación de las democracias. Es por ello que se busca promover el fortalecimiento de las mismas, desde el reconocimiento efectivo del derecho a la cultura incluyendo en la misma los modos en los que nuestros pueblos la realizan y comprenden. Esto implica nuevos retos para la relación con los Estados, generando obligaciones y compromisos por parte de los mismos y el derecho a exigir la promoción y respeto por los derechos culturales desde las comunidades. Según la Declaración, “la cultura viva comunitaria solo puede entenderse como parte de procesos integrales de cuidado de nuestros bienes comunes, de economía solidaria, de igualdad en la distribución de la riqueza y en la construcción de democracias deliberativas, participativas y comunitarias”.
Dado el carácter multidimensional y multisectorial del congreso, la complejidad para la sistematización de los debates que se despiertan a partir de su tejido, implican no solamente poder reconocer las tramas, los hilos y sus cruces, sino también la especial atención que requiere el hecho de que se trata de una creación en movimiento. El congreso constituyó un fuerte puntapié para la vida de América: el despertar en potencia y alegría de los actores que inyectan cotidiana y –cada vez más- visiblemente la esperanza. Es desde este sentimiento de esperanza que este texto se ha sumado al tejido, reconociendo que el mismo aún precisa de mayor tiempo en el telar para poder dar cuenta de su firmeza. Los debates y las implicancias instalados, requieren una valentía y esfuerzo colectivo donde cada una de las cuatro dimensiones del Congreso nos atraviesa. Oportunidades y desafíos es lo que encontraremos, si es que nos animamos a “sentipensar” en este tramo de la gran caravana.