Unidad de control detecta ganancias exorbitantes en negocios de compraventa
Una cadena con un medallón de oro que le dejó su padre antes de morir era lo único de valor que poseía Lorena Arriaga, de 34 años. La valía de esa joya, tanto monetaria como sentimental, motivó que Lorena la guardara con recelo y bajo llave por más de 6 años en su vivienda de las calles 45 y la J.
Así se mantuvo hasta el 15 de diciembre pasado, cuando Lorena se vio en la necesidad de llevarla a una casa de empeño, ubicada en las calles Vélez y Chile, centro de Guayaquil, donde la tasaron y le dieron a cambio 600 dólares en efectivo.
La mujer dice que su carro, que lo emplea como “taxi-amigo” y le provee su único ingreso, tuvo una avería mecánica cuyo arreglo representaba 700 dólares, por lo que se vio obligada a empeñar la joya de 18 kilates para cubrir parte de lo que requería.
Lorena tiene 4 meses para recuperar la joya, por la cual le pagaron 25 dólares por gramo. No obstante, los administradores fueron enfáticos en decirle que no le cobrarían intereses, sino que deberá pagar por ella un sobreprecio, a través de un contrato de retroventa.
En otras palabras, la mujer deberá cancelar por el gramo del metal un precio mayor al que le pagaron en el local: 29 dólares. Ese valor varía entre los 28 y 30 dólares en otras casas de empeño.
Según un estudio de la Unidad de Análisis Financiero (UAF), este tipo de negocios genera ganancias exorbitantes al reportar ingresos periódicos que van desde los 2 mil a 10 mil dólares. A esa conclusión se llegó luego de detectar que cada mes un local de compraventa puede realizar entre 15 y 150 depósitos bancarios (cada uno con diversos montos).
Alrededor de 700 establecimientos de este tipo operan en el país. Al día, según registros de varias casas de empeño y compraventa de joyas, llega un promedio de 10 clientes a empeñar o vender sus joyas.
Algunos clientes también empeñan electrodomésticos, según indicó un empleado de “Compra-Venta Guayaquil”, quien como en la mayoría de esos locales es de procedencia colombiana.
El empleado, cuya identidad prefirió mantener en reserva, señaló que generalmente las personas que llegan hasta el local para empeñar sus prendas o electrodomésticos lo hacen aduciendo que tienen a su familiares enfermos y que necesitan dinero para las medicinas o que deben pagar sin más demora deudas contraídas a prestamistas. “Aquí solo aceptamos joyas de oro y electrodomésticos que tengan menos de un año de uso”, manifestó el foráneo.
Aclaró que el trámite es fácil y seguro, tan solo la persona necesita presentar una copia de cédula y certificado de votación.
Tras la pista de movimientos
Gustavo Iturralde, director de la UAF, señaló que la entidad analiza permanentemente el movimiento financiero y la operatividad de este tipo de negocios.
Dijo que se han planteado hipótesis de tipologías relacionadas a posibles encubrimientos, pues el origen de las ganancias podría ser desconocido. Y si se comprobara esa premisa, indicó, podrían estar utilizando a la banca para enviar dinero al exterior.
Explicó que la administración de ese tipo de negocios requiere de una gran logística y por ende de personal con cierto nivel de preparación. Sin embargo, según se ha comprobado en los controles, muchos de los encargados de estos locales son personas de bajo nivel cultural y económico que no podrían justificar, si fuera el caso, un movimiento financiero alto en sus propias cuentas.
UAF alerta situación
Es por ello que la UAF alertó a las autoridades sobre las actividades de estos locales, y así se procedió a intensificar los procesos de seguimiento para tratar de controlar la utilización de estos negocios para fines ilícitos, tal como se lo hizo en Esmeraldas.
Al referirse a ese tema, Roberto Silva Salvador, director regional del Servicio de Rentas Internas (SRI) en esa localidad, relató que en meses anteriores se realizó un control en ese tipo de locales debido a la falta de declaraciones tributarias.
Dijo que el organismo realiza el mismo tipo de controles a todos los contribuyentes que incumplen, ya sea porque que no están al día con las declaraciones, no tienen RUC o no están facturando.
Acotó que tampoco estaban emitiendo facturas, único documento que permitiría constatar el origen lícito tanto de los bienes que tengan (mercadería) como de las ventas.
Iturralde agregó que es importante que las investigaciones se orienten a desmantelar las organizaciones que podrían estar detrás de este tipo de negocios.
Advirtió que si se les realiza un control eficiente pueden cerrarlos, como se hizo en Esmeraldas. Aunque con el dinero disponible que mantienen como reserva, consideró, no tendrían problema en migrar hacia otras provincias.