Recién nacido muere en una clínica por trauma craneal
El primer hijo de Nolberto Gil, de 52 años, y Marcia Herrera (33) nació el lunes 21 de este mes a las diez de la noche en la clínica Novaeco, al sur de la capital. Sin embargo, la felicidad duró poco tiempo, ya que el martes en la mañana recibieron la noticia de que su hijo había muerto.
Mientras escuchaban la breve explicación de los médicos, uno de ellos les entregaba el cuerpo inmóvil del recién nacido.
Los nueve meses de embarazo, Marcia fue atendida en un centro médico del sector de Guamaní, pero al término de las 40 semanas, los médicos le dijeron que el parto sería en la clínica Novaeco.
Sin mayores preguntas, la pareja se trasladó al lugar y le dijeron que no podía ser parto normal, por lo que le practicaron una cesárea.
La pareja vio a su hijo ya en la habitación, pero cuando Marcia intentó alimentarlo no pudo, pues el pequeño no cesaba de llorar.
Ambos recuerdan el calvario de aquellas horas y el sentimiento de impotencia. Nolberto -oriundo de Cotopaxi- explica que el martes en la mañana vio a su bebé sobre una descuidada cuna de lata, con un pedazo de plástico sobre su cabeza, la cual estaba en una habitación que al parecer servía como bodega, pues, recuerda, en el lugar solo habían cajas amontonadas y cosas en desuso con polvo.
En ese momento se acercó y le dio un beso en la frente, fue el último gesto de cariño que el pequeño recibió de su padre cuando aún tenía vida. Los médicos aseguraron que todo estaba bien, pero minutos después, a las 14:00, les dijeron que el bebé había muerto por ser prematuro. Tratando de controlar las lágrimas y reclamando, por la muerte de su hijo, Nolberto fue insultado por parte de los galenos que le decían: “no hay nada que hacer”.
Miembros del Departamento de Criminalística inspeccionaron el lugar en donde se practicó la cesárea. Nolberto explica que únicamente era un cuarto lleno de basura y suciedad con una mesa en el centro.
Los informes de autopsia determinaron que la causa de la muerte fue una fractura cerebral.
Nolberto presume que el bebé pudo haber caído de los brazos de algún galeno o enfermera, y recrimina que de ser así, no se le haya prestado ayuda médica a su hijo, y se quiera negar todo. La clínica Novaeco, que cuenta con una habitación y varios consultorios, fue clausurada esta semana, pues no tenía permisos para funcionar como clínica de cirugía, sino únicamente como un centro radiológico.
Moradores del sector indican que la casa de salud funciona, aproximadamente, desde hace 12 años.
Las autoridades realizarán las investigaciones pertinentes para saber si hubo o no un caso de negligencia médica que terminó con la vida del pequeño Andrés Alejandro, quien vivió solo dos días.