Un total de  1’345.000 dólares en efectivo es el monto exacto  que transportaba la avioneta de origen mexicano que se precipitó a tierra,  el domingo en la noche, cerca de la localidad de Coaque, en la provincia de Manabí. El dinero estaba en una maleta de un metro por 80 centímetros, distribuido en fajos de  varias denominaciones. Así lo informó ayer el coronel Ulises Parreño, oficial del Comando Provincial de la Policía de esa localidad.

Las autoridades  sometieron el dinero a un proceso de copiado como parte del proceso jurídico. Además, agentes de Antinarcóticos y de la Unidad de Lucha Contra el Crimen Organizado  (ULCO) examinan los GPS, así como la llamada del celular que permitió a los moradores dar con la avioneta.

Los agentes han detectado que hay varias pistas de aterrizaje en las fincas camaroneras de la zona norte de la provincia manabita.

La Policía confirmó, además,  que los dos fallecidos no tenían requerimientos de la justicia a nivel internacional, pero que el piloto Alfredo Solís López era investigado en México. Mientras tanto, la Policía custodia  la hacienda Coaque, en la que están los restos de la aeronave siniestrada.

El coronel Marcelo González, comandante Provincial (e) de la Policía en Manabí, sostuvo que hasta ahora no pueden adelantar criterios, ya que se verifican   los indicios encontrados para determinar, incluso, quién era la posible persona que en tierra llamaba a los mexicanos.

Los cuerpos de Alfredo Cruz Solís López, de 36 años, y Antonio López Monzón, de 22, permanecen en la morgue de Pedernales, ya que aún no hay requerimientos para la repatriación a su país de origen.

La avioneta mexicana de matrícula XB-MPL fue divisada por los radares del Sistema de Alerta de Colombia cuando volaba a 160 metros de altitud y a la velocidad de 160 nudos. Según el informe de la citada entidad, solo desarrollaba hasta 190 nudos. Su poca altitud era para evadir los controles a nivel de Ecuador y también los internacionales.

El  Centro de Comando y Control en Bogotá (Colombia)  detalló que la avioneta salió de México con rumbo hacia las islas Galápagos, dio la vuelta y luego se dirigió hasta  Manabí.

Extraoficialmente se conoció que la avioneta fue acondicionada  para este viaje, por lo que llegaba con poco combustible a las costas del norte de Manabí y por eso al estrellarse no explotó, debido a que no tenía gasolina.
Varias hipótesis se manejan en torno a la causa del accidente de la aeronave. Uno de ellos es que   se habría quedado sin combustible, otra, que el motor haya sido apagado intencionalmente.

Por su parte, el presidente Rafael Correa  calificó el hecho como “muy grave”  y manifestó  que   debe investigarse.