“Mi mami Daniela no me defiende, me pega”
Por minutos su atención se centraba en armar un rompecabezas con coloridos dibujos; cuando terminaba pasaba a pintar una hoja y luego a jugar con una pequeña pelota.
Álex, de 5 años, realizaba esas actividades acompañado de la psicóloga Sofía Rodríguez, quien trataba de ganarse la confianza del pequeño como preámbulo para iniciar las preguntas en torno a la serie de presuntos maltratos que sufrió por parte de su madre Mariana Daniela Vera Plúas y su conviviente Carlos Max Ugarte Deidán, identificado por el menor con el alias “Tato”.
“¡Muy bien! ¡Qué amigo más inteligente que tengo!”, exclamaba Rodríguez cada vez que Álex terminaba una tarea, al mismo tiempo que le acariciaba la cabeza y fingía sorprenderse al toparse con una cicatriz bien marcada en su frente.
“¿Qué te pasó allí? ¿Por qué tienes esa cicatriz?”, le preguntó la psicóloga con un tono compasivo.
El pequeño contestó: “me pegué, me caí y me pegué en el baño”. Inmediatamente, al otro lado de la Cámara de Gessel, donde Álex interactuaba con la especialista, “Tato” levantó sus manos, que estaban esposadas, y sujetando una Biblia, agradeció a Dios entre sollozos.
Wilson Álvarez, fiscal de la Unidad de Soluciones Rápidas de la Fiscalía del Guayas, le pidió que hiciera silencio, ante lo cual “Tato” abrazó a su cónyuge y le susurró al oído.
Ambos son procesados por el delito de lesiones, indicó el funcionario, quien debió emitir su dictamen el pasado 6 de febrero (término de la etapa de instrucción), pero el Juez 19º de Garantías Penales, en cuya judicatura se ventila la causa, le otorgó una prórroga para que se efectúe la recepción del testimonio del infante, que fue aplazada en una ocasión anterior por la inasistencia del defensor público.
La diligencia no transcurrió con la debida normalidad, puesto que se registraron varias fallas técnicas y de coordinación en esa área de la Fiscalía, sin embargo, los operadores de justicia y la psicóloga vieron la manera de proseguirla y obtener la versión del menor, quien durante la mayor parte de la entrevista estuvo renuente a relatar los hechos. Los servidores del Juzgado 19º llevaron ropas y zapatos para regalárselos al menor, entre ellos una réplica del uniforme de Emelec, equipo del cual el niño es hincha. Esos presentes sirvieron a Rodríguez para estimular a Álex de modo que converse lo que vivió el tiempo que permaneció bajo el cuidado de los procesados.
Fue así que Álex empezó a cambiarse de medias, probarse los zapatos y mirarse en el espejo para ver cómo le quedaba un gorro de lana con los colores azul y plomo, característicos del club de fútbol.
Mientras lo hacía, la psicóloga aprovechó para preguntarle nuevamente por la cicatriz en la frente, ante lo cual Álex contestó sin titubear (como sí lo hizo minutos antes) que fue por una patada y un puñete que le propinó “Tato”
-¿Y qué pasó cuando te dio esa patada y ese puñete?, continuó la psicóloga. -Me caí en el baño, respondió cabizbajo el menor.
Ese relato le hizo colegir a la especialista el origen de la herida en la cabeza: El iracundo padrastro le dio al niño un puñete, seguido de una patada y como consecuencia el infante perdió el equilibrio y se precipitó al piso.
-¿Y tu mamá dónde estaba en ese momento? ¿Qué hizo?, replicó la funcionaria. -“Ella no me defiende, ella también me pega”, contestó.
En las manos del pequeño se evidenciaban varias marcas redondeadas, y la interrogante no se hizo esperar: -¿Quién te hizo eso? -Mi papá Tato, con un cigarrillo.
El menor nuevamente enmudeció y trató de desviar la atención revisando las prendas de vestir.
-¿Y te hizo eso una sola vez o te lo hace siempre? -Sí, muchas veces, respondió el niño, al mismo tiempo que levantaba la basta del pantalón para mostrarle otra marca a la altura del tobillo derecho.
Tras una hora de diligencia, el juez Reynaldo Cevallos señaló que el testimonio era suficiente y que se lo validaría para el juzgamiento de la pareja, de ser el caso.
Al final, el menor regresó a la Casa Hogar Guayaquil, donde permanece desde que fue rescatado por los agentes de la Dinapen-Guayas.