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El Telégrafo
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Las huellas de Jonathan se perdieron en viaje a EE.UU.

Marcia Andrade muestra la foto de su hijo, quien lleva más de un año desaparecido en la frontera entre México y Estados Unidos. Jonathan Sánchez viajaba de forma ilegal.
Marcia Andrade muestra la foto de su hijo, quien lleva más de un año desaparecido en la frontera entre México y Estados Unidos. Jonathan Sánchez viajaba de forma ilegal.
Fotos: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
15 de mayo de 2019 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

Cada vez que habla de su hijo, los ojos de Marcia Andrade se llenan de lágrimas. A un costado de la sala y en una mesa están colocadas varias fotos de Jonathan Sánchez Andrade, joven que se perdió hace un año cinco meses en su viaje irregular a los Estados Unidos.

“Aquí hemos vivido siempre y aquí estaré a la espera de mi hijo”, dice Andrade, quien muestra la casa que está situada en la Panamericana, a pocos kilómetros del cantón El Tambo, Cañar.

Tras su graduación en el colegio, Jonathan tomó la decisión de viajar con un coyote hasta los Estados Unidos.

“Yo no quería que se vaya, siempre le dije que es mejor estudiar para que sea un buen profesional”, señala su madre, quien aún tiene la esperanza de que su hijo esté vivo. Aunque a ratos medita y dice: “si estuviera vivo, no me tendría sufriendo todos los días”.

Jonathan se graduó en el colegio nacional El Tambo y como dice su progenitora, “no era un gran estudiante, pero tampoco era malo en su establecimiento”.

Al joven le gustaba el deporte. Junto con sus amigos participaba en campeonatos de indor que se realizaban en el cantón, donde la mayoría lo consentía.

“Es que se llevaba con todos, tenía muchos amigos”, recuerdan sus vecinos, quienes aún habitan en este sector de la provincia de Cañar.

A más de estudiar, Jonathan también ayudaba a su madre y trabajaba con una de sus tías elaborando rótulos. “A veces llegaba un poco tarde a casa cansado y se quedaba dormido, por eso le decía: eres dormilón”, resalta la mujer.

“Pero un día se le metió en la cabeza viajar a Estados Unidos y lo único que hacemos los padres es apoyarlos”, expresa la madre, mientras sostiene una foto de su primogénito, quien ahora está desaparecido.

El padre de Jonathan hizo un préstamo de $ 15.000 para que viaje de forma irregular hasta el país del norte. A pesar de que su progenitor formó otro hogar, él paga la deuda al igual que su madre, es decir, los dos siguen cancelando de manera proporcional.

El joven emprendió el viaje a los 20 años, “cuando recién comenzaba a vivir”, dice su madre.

“Él para mí era más que mi hijo, era mi amigo, mi confidente; se fue porque anhelaba ayudarnos, quería que su hermanita (de madre) tenga una linda fiesta cuando cumpla los 15 años”, acota la mujer.

Solo un pedazo de masa encefálica fue localizado
Jonathan salió de su casa el 26 de octubre de 2017. El 4 de diciembre del mismo año la familia perdió contacto. “Fue la última vez que me contacté con él, me dijo que estaba en Macali-Texas y que esa noche iba a salir al desierto”. Su madre agrega que al día siguiente ya no tuvo ninguna comunicación telefónica.

Desde ese día ella comenzó a buscar ayuda en los Estados Unidos y tomó contacto con una abogada, pero sin obtener resultados.

“La agrupación 1800migrantes nos ayudó; sus integrantes hallaron  la ropa y algunos documentos de mi hijo en marzo de 2018”, cuenta.

Asimismo, dice que junto a estas cosas, también fue localizada una masa encefálica. “Tras los análisis salió positivo, pues la masa pertenecía a mi hijo, pero había que seguir unos protocolos en la Cancillería para confirmar si se trataba o no de la persona que buscaban”, asevera la mujer.

Andrade contrató los servicios de los llamados “Águilas del Desierto” para que traten de ubicar su cuerpo, pero nada se pudo conseguir. Este grupo busca a personas extraviadas, en especial a migrantes.

La progenitora no pierde las esperanzas de encontrarlo. Ella dice que seguirá en esta lucha hasta localizar su cuerpo.

Desde que perdió a su hijo lleva un tratamiento médico de por vida. “Cuando se marchó comencé a llorar mucho y mi rostro se fue paralizando. Los médicos me detectaron un tumor en el cerebro”.

Debe tomar diariamente cuatro pastillas y cada una tiene un costo de $ 1,40. “Es un tumor benigno, pero igual tengo que estar con tratamiento”, puntualiza.

Tras las averiguaciones por parte de la familia, supo que otro joven que lo acompañaba en el viaje le contó que en México hicieron grupos y los separaron  y cada quien tomó un rumbo diferente.

La madre de Jonathan pide la ayuda de las autoridades para dar con el paradero de su hijo o que se concluyan los exámenes médicos de la masa encefálica. “Lo que se ha hecho es un informe, pero hasta ahí nomás ha quedado”.

“En todas partes me dicen que espere, que tenga paciencia, pero ya es mucho tiempo y no saben el dolor que tengo”, finaliza la mujer. (I) 

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