Empresario ecuatoriano se escapa del ELN tras 770 días cautiverio
“Quiero agradecer a Dios y quiero contarles que en estos 770 días de cautiverio he visto injusticias que se hacen en las montañas colombianas”, señaló ayer en la noche el empresario ecuatoriano Orlando Sigifredo Ibarra Sarmiento, de 39 años, secuestrado el 2 de agosto de 2010 por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.
Orlando, gerente de la empresa de transporte de carga pesada “Transcomerinter”, cuya matriz está ubicada en Quito y tiene sucursales en Colombia y Perú, fue plagiado en su oficina en Ipiales (Nariño, frontera con Ecuador), donde se encontraba radicado desde hacía 10 años.
Orlando escapó de sus captores el fin de semana y tras caminar por la selva durante cuatro horas junto a un insurgente que desertó del ELN, fue rescatado por militares colombianos, llevado a Bogotá y devuelto al Ecuador en vuelo comercial. “Quiero agradecer a mi familia, a los gobiernos de Ecuador, de Colombia y a todos los que han estado pendientes desde el primer día que fui secuestrado por la guerrilla”, dijo Orlando a las 19:42 de ayer, tras arribar a la Base Aérea de Quito.
La entrega la formalizaron el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño; el fiscal general, Galo Chiriboga; el comandante de la Policía Nacional, Patricio Franco; el ministro del Interior, José Serrano; y el embajador colombiano en el Ecuador, Ricardo Lozano Forero.
Jorge Ríos, subgerente general y vicepresidente corporativo de “Transcomerinter”, le contó ayer a este Diario que la guerrilla exigía una suma millonaria por la liberación de Orlando Ibarra, uno de los cuatro hermanos de la familia. Un millón de dólares pagó, en dos años, la familia del ecuatoriano al ELN.
En 2011, parientes de la víctima hicieron un primer desembolso de 400 mil dólares al ELN, pese a lo cual, el 11 de julio de ese año, mataron al abogado de la familia, Antonio Burbano, y a su esposa. A inicios de enero de 2012 la familia hizo un segundo desembolso por la suma de 600 mil dólares, sin embargo, el 31 de enero mataron a Sigifredo Ibarra Enríquez, padre de Orlando.
Los tres asesinatos se cometieron en Ipiales. “Quiero agradecer a mi padre, de quien estoy convencido disfruta ya de la compañía de Jesucristo”, destacó ayer Ibarra en honor a la memoria de su padre, quien ofrendó su vida para salvar la de su hijo secuestrado.
“La liberación se logró después de que miembros de la Armada de Colombia establecieran comunicación con un sujeto integrante del ELN, para su presentación voluntaria ante las tropas y la liberación de un ciudadano ecuatoriano que estaba secuestrado desde hacía más de dos años por esta organización terrorista”, reza el comunicado de la Armada del país vecino difundido el fin de semana.
El embajador de Ecuador en Colombia, Raúl Vallejo, recibió a Orlando y agradeció a los militares por ayudar en el rescate. En la rueda de prensa de ayer en la Base Aérea, el canciller Ricardo Patiño agradeció la colaboración colombiana y destacó: “Queremos retomar el llamado para que ese proceso de paz que ha iniciado el vecino país vaya adelante. Que sepa Colombia, sus autoridades y su pueblo, que están acompañados de nosotros. Quisiéramos que nunca más haya secuestrados, que nunca más haya violencia en Colombia, que la violencia no haga sufrir más a ese pueblo, que no solo es el sufrimiento de Colombia sino también de sus vecinos y de todos los países de América del Sur”.
Por su parte, Chiriboga recordó que hace una semana la prensa le consultó sobre cuál era la posición de la Fiscalía ecuatoriana frente al proceso de paz en Colombia, y “le dijimos que apoya decididamente ese proceso y aspira a que las autoridades y los grupos irregulares puedan dar la paz a Colombia”.
“Ojalá que esta petición de la Fiscalía ecuatoriana sea escuchada por esos grupos que todavía tienen en las montañas y en las sierras colombianas a ciudadanos que injustamente llevan detenidos ilegalmente por muchos años”, acotó Chiriboga.
Frente a la violencia en Colombia, Orlando Ibarra finalmente manifestó a la prensa: “Todo el mundo sabe que hay una sola guerra: contra la pobreza, y a eso debemos unir nuestros esfuerzos todos...”.