Hace 120 años, de la mano del General Eloy Alfaro Delgado, se llevó a cabo uno de los fundamentales hechos históricos en la vida republicana de nuestro país, esto es, la Revolución Liberal del 5 de Junio de 1895, originada en nuestra ciudad de Guayaquil, mediante la cual se proclamó al “Viejo Luchador” como Jefe Supremo de esta nación, para luego ser posesionado como Presidente Constitucional de la República del Ecuador.

Los abogados no podemos dejar de analizar los logros de la Revolución Liberal en Ecuador, que generó importantes transformaciones en lo político e ideológico, consolidó los derechos individuales en las Constituciones de 1897 y 1906, destacando la libertad de opinión, la libertad de conciencia y la libertad de expresión.

Separó a la Iglesia católica de la administración del Estado, implantó la educación laica y gratuita, incorporó por primera vez a las mujeres en el trabajo público, construyó el ferrocarril, dictó leyes para regular el trabajo servil y reemplazarlo por el asalariado, promocionó la industria nacional y fomentó el comercio y los bancos.

Dicha transformación de la conceptualización del manejo de la cosa pública dio un giro radical y permanente a la historia de nuestro pueblo, siendo el caso que ni la denominada “Hoguera Bárbara” (28 de enero de 1912) puso fin a esta corriente liberal iniciada por el General Eloy Alfaro y continuada aún después de su muerte por sus ideológicos compañeros de lucha.

Aquella lucha histórica, que sirvió como precedente no solo en el Ecuador sino en toda América, está latente en los corazones de los ecuatorianos que anhelamos se sigan implementando los cambios en beneficio de los menos favorecidos.

Debemos tomar conciencia de que los avances se los obtiene luchando en unidad de causa y que aún es necesario equilibrar la balanza de una nación oprimida por la oligarquía, por la injusta diferencia entre ricos y pobres.

En los últimos 8 años en nuestro país se ha vivido una etapa denominada Revolución Ciudadana. Revolución de la educación, Revolución de la salud, Revolución de la seguridad, Revolución de la vialidad, Revolución de la producción, Revolución del trabajo, Revolución de la libertad, despertando en la población una conciencia de cambio y progreso. Pero aún falta tanto por hacer.

El agro espera con anhelo e ilusión que les llegue la tan sonada revolución, y qué decir de la justicia, bien supremo por el que trabajamos día tras día.

Pero si ayer la lucha era armada, hoy el arma es el intelecto. Nos toca a todos capacitarnos, prepararnos en el campo en que nos desarrollamos, para poder subirnos en el tren del progreso y no quedarnos a la vera del camino.

Sigamos ese ejemplo. Los ecuatorianos somos capaces de vencer las dificultades y alcanzar el progreso.

Hoy, más que nunca, loor al General Eloy Alfaro Delgado. Viva la Revolución en sus 120 años. Viva la esperanza, viva el Ecuador, de todos, para todos, libre, independiente y soberano. ¡Juntos somos invencibles! (O)