Hasta hoy ingresan los detenidos solo al centro de rehabilitación regional del guayas
El ‘foco de corrupción’ de Penitenciaría fue cerrado
Bienvenidos al pabellón Cuarentena, es la frase pintada al ingreso de esa área que fue recientemente clausurada. Esta infraestructura fue construida hace más de 6 décadas en la Penitenciaría del Litoral, ubicada en el km 17 de la vía a Daule, para la estadía temporal de las personas privadas de la libertad (PPL).
Es decir, cuando un ciudadano era apresado, debía estar máximo 24 horas en ese pabellón y esperar ser registrado y, posteriormente, ubicado en cualquiera de las demás áreas del reclusorio.
Sin embargo, esto no ocurría y había internos que pasaban en este sitio varias semanas y hasta meses. Esta área fue clausurada el pasado miércoles y los 201 internos que ahí permanecían fueron trasladados al Centro de Rehabilitación Regional Guayas N° 8, ubicado unos metros más adelante.
Desde ese día hasta hoy los detenidos deben ingresar directamente al Centro Regional, pues en la Penitenciaría se adecuaba una nueva área transitoria. Según las cifras que manejan las autoridades del Ministerio de Justicia, diariamente son apresadas mínimo 20 personas y máximo 40, el número asciende sobre todo en los fines de semana.
Ledy Zúñiga, exPresidenta del Consejo de Rehabilitación Social y recientemente designada Ministra de Justicia, mencionó que Cuarentena era el foco de corrupción de la Penitenciaría del Litoral, pues los caporales, en complicidad con ciertos funcionarios, extorsionaban a los familiares o a los recién llegados, o negociaban con ambos para otorgarles una celda con privilegios y seguridad.
"Pagaban hasta $ 400 por el derecho de celda. Aquí encontraban a sus víctimas, pues algunos ingresaban por primera vez a la cárcel y venían con ese temor de lo que pasaría adentro", señaló Zúñiga.
La funcionaria agregó que el pabellón de Cuarentena, pese a que no fue diseñado para una reclusión permanente, en algunas ocasiones llegaron a habitarlo hasta 500 prisioneros.
El director de la Penitenciaría, Fausto Velásquez Morocho, expresó que cuando se acercaba a la puerta con barrotes de ingreso a esa área emanaban olores nauseabundos y se sentía un intenso calor. También, reveló que durante el traslado se descubrió que un individuo conocido con el alias de Gato llevaba más de un año en ese lugar y era uno de los ‘jefes’.
Desde el miércoles 12 de marzo se restringió el acceso a Cuarentena. La entrada permanecía con candado y también se colocaron cintas amarillas, las que se utilizan, por ejemplo, para delimitar el escenario de un crimen. Sin embargo, desde afuera se evidenciaban las precarias condiciones en las que vivieron los privados de libertad.
Desde el techo colgaban enormes plásticos transparentes, aparentemente para evitar que las goteras interrumpan el descanso en época de lluvia. Decenas de colchones estaban dispersos en el suelo, algunos convertidos en una fina esponja sin cobertor. Solo unos 3 reos gozaban de tenerlos sobre una base de madera o metal.
La basura formaba parte del ambiente, así como ropa regada en el piso y colgada en improvisados cordeles de fierro, tarros vacíos, moscas y demás insectos. Los baños, ubicados al fondo del pabellón, estaban llenos de moho y expedían malos olores.
Algunos internos habían instalado ventiladores en el techo, en las paredes y otros los tenían en el piso. Contaban con unas pocas mesas viejas, que posiblemente les permitían algo de organización.
Dos internos eran los más beneficiados, pues tenían asignadas habitaciones cerradas, con paredes bien pintadas, camas y colchones evidentemente más cómodos.
Además poseían modulares para ordenar sus prendas de vestir y repisas para sus implementos de aseo, medicinas y fotos familiares, entre otros objetos.
Identificación y ubicación
Los 201 privados de libertad trasladados al Centro de Rehabilitación Regional recibieron sus nuevos uniformes y fueron distribuidos en 3 celdas transitorias.
Personal del Registro Civil y del Departamento de Criminalística de la Policía Judicial tomarán sus huellas digitales, verificarán su identidad y revisarán su prontuario delictivo para luego clasificarlos en celdas de mínima, mediana y máxima seguridad.
Demolición de la Penitenciaría
Hasta el pasado miércoles, dos pabellones del antiguo reclusorio -ubicados en el ala derecha, del mismo lado de ‘Cuarentena’- ya habían sido demolidos.
La destrucción no continuó porque a pocos metros hay dos áreas que están habitadas: B-Alto y B-Bajo, con 456 y 447 internos, respectivamente. También permanecen 414 reos en el pabellón Choferes y 406 en PUB.
Es decir, en la Penitenciaría hay cerca de 2.000 internos, cuando hace 4 meses albergaba a más de 7.000.
Zúñiga explicó que los ciudadanos que aún permanecen recluidos en este penal serán trasladados a los pabellones Cuerpo Consular, que serán el área transitoria; Atenuado Alto, Atenuado Bajo y Artesano. Este último ya se encuentra listo.
Esas edificaciones fueron desalojadas el 2 de diciembre de 2013, cuando se trasladó a los privados de libertad hasta el Centro de Rehabilitación Regional.
Pero esto también es temporal, pues para el primer trimestre de 2015 se prevé que se encuentre lista la nueva infraestructura carcelaria; es decir, 12 pabellones que reemplazarán a los deshabitados.
De éstos, seis han sido inaugurados paulatinamente y están en funcionamiento con aproximadamente 2.074 internos.