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El Telégrafo
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Con el nuevo economato ya no circulará dinero en las prisiones

Con el nuevo economato ya no circulará dinero en las prisiones
02 de mayo de 2013 - 00:00

02-05-13-policial-economatoEl libre tránsito de dinero dentro de las cárceles del Ecuador permite que se desarrollen con mayor facilidad los negocios ilícitos. La venta de alcohol y de droga es frecuente en los reclusorios a nivel nacional.

Los economatos (almacén para vender productos dentro de la cárcel) existentes son similares a una tienda como la de cualquier barrio del país. Se paga con dinero y hay variedad de productos, desde caramelos, arroz, huevos, leche, verde, aceite, etc. Pero al circular dinero en los centros carcelarios, también se alienta la proliferación del microtráfico de drogas y del consumo de alcohol.

El moderno sistema de economato, que ya se lleva a cabo en la Penitenciaría del Litoral, en los nuevos pabellones del lugar, consiste en que los reos se provean de productos de consumo (permitidos) sin la necesidad de cancelar en ese momento. El objetivo es eliminar la circulación de dinero dentro del reclusorio. Hasta ahora el plan piloto que se ejecuta en Guayaquil  tiene éxito.

Según el Ministerio de Justicia, los resultados del economato son positivos para el proceso de transformación que se implementa  en el sistema de rehabilitación social a nivel nacional.

En las bodegas del economato existen artículos que regularmente necesitan los privados de libertad, por ejemplo: bebidas gaseosas y energizantes, agua, golosinas, pan, materiales de aseo personal: jabón, pasta dental, cepillos de dientes, champú y otros.

Depósitos

Los familiares que deseen dejar dinero a los reos lo deben depositar en una cuenta especial manejada por funcionarios del centro de privación de libertad. Luego el dinero es transformado en documentos que certifican el monto que posee el privado de libertad  y pueden ser utilizados para comprar lo que necesite.

En la cárcel de Harris, en Texas (Estados Unidos), los familiares de los reclusos pueden hacer depósitos máximo de 100 dólares a la semana. Según expertos de ese recinto carcelario, el fijar un valor máximo semanal, que no sea tan alto, ayudará a evitar que los internos realicen negocios ilícitos con sus tiquetes de provisiones.

Los familiares de los reos pueden consignar valores a sus allegados en diversos puntos, como por ejemplo el Banco del Recluso, por correo, por cheques de cajero o por teléfono, a través del servicio de pagos a oficinas gubernamentales.

Colaboración de los reos

El personal a cargo estará preparado para manejar todo tipo de situación con los reclusos. De momento, en la Penitenciaría del Litoral el economato funciona con la ayuda de varios reos. Estos realizan, principalmente, la entrega de los pedidos que hacen sus compañeros.

Los internos que colaboran en los economatos deben estar conscientes de su responsabilidad. Para ello se les enseña sobre el buen manejo del sitio y acerca del trato con los consumidores.

En cárceles extranjeras han sucedido casos en los que el trabajar en un economato ha sido un problema para los reos. Por ejemplo, en el reclusorio de Albocácer (España) un preso que pagaba una pena de seis meses por robo permaneció en prisión un año más debido a que robó un paquete de cigarrillos en el economato, donde era ayudante del administrador. Estuvo encarcelado más tiempo por un delito cometido dentro del reclusorio que por la falta a la que incurrió estando en libertad.

Uno de los países en los que se maneja un sistema de economato sin dinero es  República Dominicana. En la nación caribeña este modelo de gestión se lleva en total orden y ha ayudado a que los reos sean más responsables en el momento de consumir productos de aseo personal. Además, ha permitido bajar notablemente los índices de microtráfico  y la venta de otros artículos ilícitos en sus cárceles.

Funcionamiento

El estilo de trabajo en el economato consiste en varios puntos, entre los que destacan el garantizar la organización, dotación, distribución y funcionamiento de las bodegas de provisiones; informar diariamente a la Subdirección Administrativa sobre las incidencias y novedades del lugar; realizar anotaciones en el libro diario y llevar un registro contable del dinero ingresado (a través de los familiares de los reos).

Además, quienes manejan el economato deben gestionar la provisión y proporcionar los productos para el local a través de proveedores y distribuidores, además de planificar y organizar la entrega de los artículos a las personas privadas de libertad de acuerdo con los horarios establecidos por la Junta de Tratamiento y Educación.

Como en cualquier punto comercial, los productos son inventariados continuamente. Una de las metas de este sistema es motivar y mantener una comunicación de respeto con el personal del Centro de Rehabilitación Social y las personas privadas de libertad.

EN LA CÁRCEL SE VENDEN CARAMELOS, CIGARRILLOS Y HASTA SE CRÍAN GALLOS

Aunque se ha tratado de poner orden en el interior del Centro de Rehabilitación Social de Guayaquil, el actual esquema general es más permisivo con los reos, tanto que comprar o vender productos como si se tratase de una tienda en la calle es algo común en el día a día.  

Pese a los controles que existen para ingresar al centro, las visitas, en especial de las madres y esposas, suministran a los reos de galletas, cigarrillos, caramelos, dulces, azúcar, arroz, pollo y más productos para que puedan ganar  algo de dinero con la venta de estos artículos.

Así, por ejemplo, un par de caramelos cuesta entre $ 0,10 y $ 0,15 y, en el caso de las funditas con 4 caramelos que en la calle se vende a $ 0,10 en la “peni” se consigue a $ 0,25.

Andrea Jaramillo, quien visita con frecuencia a su hijo, sentenciado por un delito de violencia familiar, cuenta que en los próximos días le llevará un horno pequeño, “para que haga pan y los pueda vender, porque es necesario que él se ayude a conseguir dinero y no esté esperando que yo le traiga cada vez que vengo”, afirma.

Ella desea que su hijo se “instale” un negocio similar al que tiene un reo con quien comparte celda, que “vende productos como en la tienda: arroz a $ 0,50  la libra, aceite en funda a $ 0,30, azúcar (fundas de $ 0,30) y hasta cigarrillos a $ 0,15  cada uno, que le deja ingresos que le permiten conseguir alguna comodidad en el  lugar.

Hay quienes también viven del negocio de la crianza de gallos de pelea, otros en la elaboración de artesanías (este último uno de los más extendidos y con buena salida de sus productos) y más con la venta de ropa usada que llevan sus familiares.

Eso, sin considerar los negocios ilícitos de expendio  de licor y droga, situación  que se ha tratado de frenar por parte de las autoridades con operativos permanentes, pero se complica debido a que las redes que los  manejan son amplias.

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