Banda contaba hasta con “cachinero” propio
A las 05:00 de ayer cuatro viviendas fueron allanadas simultáneamente para desarmar a una supuesta agrupación dedicada, según información policial, a realizar secuestros exprés y al robo de accesorios de vehículos.
El operativo estuvo a cargo de la Sección Técnica Antidelincuencial (STA) de la Policía Judicial de Guayas (PJ-G), creada desde el 2010 con la finalidad de combatir a la delincuencia común y organizada.
Tres personas fueron detenidas en la ciudadela Los Esteros y en sectores aledaños al parque Viernes Santo, en el sur de Guayaquil, entre ellas, un individuo conocido como “Chuleta”, quien sería el líder del grupo. Sus presuntos cómplices habitaban en viviendas cercanas.
Además, en la parroquia Pascuales capturaron a un hombre al parecer encargado de comercializar los objetos robados, sobre todo partes de automotores, como radios y memorias.
Julio Vacacela, fiscal de la Unidad de Intervención Inmediata, indicó que los individuos empleaban hasta tres carros para cometer los atracos y posteriormente entregar las pertenencias sustraídas a una persona que habitaba en un lugar lejano.
El funcionario mencionó que antes de ejecutar los allanamientos se registraron denuncias de al menos diez víctimas de esta asociación y, aunque no reveló detalles, expresó que las mujeres eran ultrajadas. “Entre las evidencias encontramos dinero que aún no se cuantifica, una pistola, documentos y pertenencias de varios afectados. Además, tres vehículos serán trasladados a la Policía Judicial”, sostuvo Vacacela.
Un agente encubierto de la STA manifestó que regularmente los afectados eran personas que tomaban taxi cerca de la medianoche, pues los asaltantes aprovechaban que pronto sería otro día para sacar dinero de los cajeros dos veces.
Asimismo precisó que en feriados estas personas actuaban en las playas de la provincia del Guayas o de la Península de Santa Elena.
Agentes del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) también participaron en la captura. En una casa de tres pisos, en la que descansaba uno de los sospechosos, debieron escalar por las rejas y subirse a un techo de zinc para recoger las llaves que un señor de la tercera edad les facilitó para que abrieran la puerta principal sin problemas.
El adulto mayor, aunque se asustó al ver a los uniformados, colaboró para que estos pudieran hacer su trabajo. Se mostró sorprendido cuando uno de los agentes se le acercó, entregó las llaves y agradeció por su ayuda.