Atracos en secuestro exprés dejan más de $ 184 mil en pérdidas
El reloj marcaba las 21:10 del miércoles 5 de septiembre pasado cuando agentes, que seguían por cerca de dos horas a un vehículo Chevrolet Aveo negro, de placas GSB-3878, decidieron abordar a sus tripulantes en las inmediaciones del Mercado Municipal de La Florida.
En su interior, los policías hallaron un revólver calibre 38 mm cargado con 4 proyectiles y una cinta de embalaje, que suele utilizarse para maniatar a las víctimas de secuestro exprés. En poder de esas evidencias fueron detenidos Omar García Perrero, Segundo Cando Barre, Martha Villacreces Salas y Cenelia Arreaga Poveda.
El comandante del Distrito Metropolitano de Policía, Patricio Pazmiño, explicó que la captura de la presunta banda de asaltantes se produjo cuando los agentes investigadores observaron que las mujeres -ahora detenidas- se bajaban del automóvil para intentar tomar un taxi informal, pero al no lograr su propósito nuevamente se subían al carro negro, junto con los otros ocupantes.
Marcelo Tobar, jefe de la Policía Judicial del Guayas (PJ-G), dijo que mediante las pesquisas de personal de Inteligencia -como sucedió en el anterior caso- se ha logrado identificar la forma que actúan esas organizaciones.
Sin embargo, la labor no alcanza, puesto que en lo que va del presente año se han reportado 382 robos bajo esa modalidad, los cuales han dejado una pérdida global de 184.811,50 dólares, es decir, un promedio por caso de 483,50 dólares, según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de Guayaquil (OSCG). No obstante, durante el mismo período de 2011, el organismo registró 440 casos, es decir, 58 delitos menos.
María Gabriela Santos, directora del OSCG, señaló en su informe ante el Consejo Provincial de Seguridad, que es el taxi amarillo o cooperado en el que se comete el mayor número de casos, sumando hasta la presente fecha un total de 267. Mientras que en los vehículos particulares, ya sean taxi amigo, informales o ejecutivos, los robos suman 115.
Para muestra un botón
Lo que parecía ser una noche tranquila, después de una cena laboral efectuada el pasado 20 de marzo, se tornó en una pesadilla para una pareja de esposos, minutos después de tomar un taxi amarillo en la intersección de las calles Córdova y V. M. Rendón, centro de Guayaquil.
“Cogimos un taxi amarillo, a las 21:00, el carro avanzó pocas cuadras cuando otro vehículo nos interceptó y se bajaron dos tipos armados, uno se sentó a lado del chofer y otro junto a mí… durante una hora nos dieron vueltas, vaciaron nuestras tarjetas de crédito, me manosearon todo el tiempo, luego nos abandonaron por Los Esteros, acudimos a una UPC y los policías nos llevaron hasta nuestros domicilios”, relató Lorena León, de 34 años, en la denuncia que presentó en la Fiscalía.
Santos indicó que el 62% de los casos de secuestro exprés se registró entre las 18:00 y las 24:00, mientras que un 25% de casos se produjo de las 06:00 a las 12:00.
El oficial dijo que la institución ha identificado una nueva variante del secuestro exprés, en la que los maleantes seleccionan y hacen un seguimiento previo de las potenciales víctimas.
Una banda dedicada, supuestamente, a esa variante de secuestro extorsivo fue desarticulada en abril pasado. Los uniformados relataron en la presentación de los sospechosos que la banda averiguaba el lugar de residencia y de trabajo de la víctima, las rutas y horarios de sus recorridos.
Según los agentes, las bandas utilizan supuestos taxis amarillos, como señuelos, para abordar a sus víctimas y secuestrarlas.
Daniel Adler, experto en seguridad ciudadana, advirtió sobre esta modalidad que ha sido imitada de Colombia, donde los delincuentes se movilizan a bordo de dos vehículos robados, en un número no menor a tres delincuentes, por carro, que siempre andan juntos uno tras otro.
Recorren la ciudad por barrios residenciales, a la espera de una víctima para asaltarla o robarle su carro y secuestrarla. Una vez secuestrada continúan circulando por la ciudad los tres vehículos, en cuyo interior mantienen a la víctima, quien es maltratada, física y psicológicamente, para obligarla a que los lleve hasta su domicilio para saquearlo.