Son cuatro las familias que reclaman las osamentas o cenizas de sus familiares desaparecidos desde el 19 de noviembre de 2003, luego de un operativo policial que tuvo como escenario una farmacia ubicada en la Cdla. La Alborada, en el norte de Guayaquil.  Ayer, en aquel sitio, los parientes de los extraviados y de los 8 asesinados recordaron un aniversario más con carteles, velas, flores y prendas de vestir de las víctimas.

Dolores G. espera que el caso no quede en la sentencia de 16 años para 5 exuniformados, para ella aún hay mucho que investigar.

El mismo criterio comparten Pilar V., Mireya V., y Katty C., madre, esposa y hermana, respectivamente, de los otros extraviados: César Mata, Erwin Vivar y Darwin Cañar.

Pilar contó que su hijo cumplió 33 años el mismo día de la masacre. Johnny Gómez lo recogió para ir a comprar cosas para la celebración. “Esa noche mi hijo llamó a casa y le dijo a su hermano que estaba en la PJ y que lo iban a matar”. Mireya perdió a 2 hermanos ese día, Carlos fue asesinado en la calle y de Darwin no sabe nada.

Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité de Derechos Humanos en Ecuador, propuso ubicar en la acera una placa con los nombres de las víctimas.