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58 años después, Jorge denunció su violación
“El sacerdote se sentaba desnudo y se tapaba con un poncho. Nos miraba jugar; luego nos encerraba en un cuarto. Los porteros vigilaban que nadie lo molestara”.
Así resumió su historia Jorge Palacios (64 años) cuando recuerda sus tristes vivencias a los seis años.
De ese hecho han pasado casi seis décadas, pero él revive cada día ese dolor. Jorge fue una de las primeras víctimas que denunció los casos de abuso sexual por parte del sacerdote católico César C., en Cuenca.
En contra del cura se registraron seis denuncias por la misma razón. Jorge presentó el caso ante otras instancias: la Junta Cantonal de Derechos de Cuenca y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. No hubo respuesta.
El caso tuvo tal connotación que llegó al Vaticano. La Arquidiócesis confirmó su separación de la iglesia.
Sin embargo, desde la esfera de la justicia, no se ha dado seguimiento. Han pasado dos años desde la denuncia y la causa sigue en indagación previa.
Jorge está convencido de que habrá una sanción. Y se armó de paciencia “hasta ver que haya justicia”.
Marcelo Alvarado, su compañero en la causa y también denunciante, no pudo esperar más. El 19 de julio de 2018 murió de un infarto “sin ver la justicia”, resumió Jorge.
Como un acto de honra, la Asamblea Nacional expuso ayer una placa en memoria de las víctimas de abuso sexual. Se eligió este día tras un año de su fallecimiento.
Miriam Alvarado, hermana de Marcelo, develó la placa, con la asambleísta María de Lourdes Cuesta, en el Salón José Mejía Lequerica. “Mi hermano ya no está, pero su familia seguirá luchando”, expresó.
María Palacios, hermana de Jorge y presidenta de la Asociación de Lucha del Sobreviviente de Abuso Sexual que apoya a las víctimas del caso, instó a los afectados a denunciar estos hechos.
Puso como ejemplo a Jorge y Marcelo, que se animaron a presentar su queja, aunque pasó mucho tiempo de la agresión. “Las violaciones no caducan y nosotros tenemos que actuar”, expresó.
Sara Oviedo, coordinadora nacional de la Coalición contra el Abuso Sexual, también motivó a las personas agredidas a romper el silencio porque los casos de violación no prescriben (expiran).
Este no es el único caso en el que las víctimas denuncian a sus agresores muchos años después. El más reciente versa en contra de un instructor de gimnasia olímpica.
El hecho se conoció a través del Colectivo Surkuna que promueve la campaña #SeremosLasÚltimas para encontrar si hay más víctimas de agresión por el entrenador Alcides P., cuyo local está en el norte de Quito.
La organización difundió un video en el que se escucha la voz de Stephanie A., la denunciante, que narró que entre los 8 y 11 años el instructor la acosaba.
En las imágenes se observa al maestro tocarle los glúteos durante una premiación.
Han pasado 21 años del hecho, pero la joven dio la voz de alerta y anima a otras personas a sumarse a la causa.
Verónica Vera, vocera de Surkuna, reconoció que la campaña llamó la atención, especialmente de los padres que tienen a sus hijas en ese local. Ella reiteró que es necesario motivar a denunciar los hechos, sin importar cuánto tiempo pasó hasta alcanzar sanciones.
Oviedo estimó que solo tres de cada 10 casos de violación tienen sentencia. (I)