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El Telégrafo
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La "Dinámica del pecado" motiva investigación contra sacerdote en Guayaquil

El sacerdote Luis Fernando I. estuvo a cargo de la iglesia católica Nuestra Señora de Czestochowa.
El sacerdote Luis Fernando I. estuvo a cargo de la iglesia católica Nuestra Señora de Czestochowa.
Ilustración / EL TELÉGRAFO
11 de mayo de 2018 - 22:17 - Redacción Web

La "dinámica del pecado", una práctica que  no está aprobada por la Iglesia católica bajo ninguna modalidad, habría sido empleada por el sacerdote Luis Fernando I. para abusar sexualmente y torturar a una docena de adolescentes durante 10 años.

Según dos investigaciones abiertas en la Fiscalía, los supuestos abusos se habrían cometido cuando el clérigo estaba a cargo de la iglesia católica Nuestra Señora de Czestochowa, ubicada en la ciudadela Acuarela del Río.

Los casos de abuso se hicieron públicos tras un reportaje de Gkillcity, medio digital que expone testimonios de los afectados. 

Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, expresó que las nuevas investigaciones fueron abiertas por los testimonios que las supuestas víctimas rindieron en el proceso que por abusos sexuales se abrió en 2014, pero que prescribió porque no se encontraron indicios de responsabilidad contra el sacerdote.

A pesar de que no hubo seguimiento legal del caso, las investigaciones dentro de la comunidad religiosa continuaron por supuestas conductas inapropiadas, entre ellas la práctica de la denominada “dinámica del pecado”, la cual no está aprobada por la Iglesia católica bajo ninguna modalidad.

Representantes de la iglesia Católica dieron una rueda de prensa.

Ante esto, la Arquidiócesis de Guayaquil, a petición de la Congregación para la Doctrina de la fe, el 20 de agosto de 2014 dispone suspender al padre Luis Fernando I. de toda actividad docente y ejercicio del ministerio sacerdotal, excepto la celebración de misas privadas y la atención en confesión a los moribundos.

Posteriormente, el 6 de abril del 2015, tras el proceso administrativo, “con la autorización de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se emite el decreto de dimisión del estado clerical, advirtiendo que se respetará su derecho de apelación”.

Casi 10 meses después, el 6 de febrero del 2016, la Congregación de la Doctrina de la Fe rechaza la apelación del padre Luis Fernando I. por infundada, dándole 60 días para una nueva apelación, lo cual aún no se resuelve.

Monseñor Cabrera agregó que tras escuchar los testimonios de los denunciantes, la iglesia considera a la "dinámica del pecado" como un instrumento atentatorio a la integridad física, moral, psicológica y espiritual de las personas.

“Como iglesia nos sentimos en la necesidad de buscar la verdad, la justicia y el bien, por sobre aquellos que ofenden a Dios en los menores de edad cuando debieran ser un ejemplo de Él”, dijo el arzobispo de Guayaquil.

Cabrera ratificó así, el compromiso del catolicismo en defensa de la vida, de la inocencia de los menores y jóvenes y de las familias.

Para Juan José Bayas Gutiérrez, uno de los denunciantes, la dinámica del pecado es un abuso sexual que partía de un plan muy bien elaborado que comenzó, en su caso, cuando tenía 16 años, en el 2006.

“Es un abuso sexual porque menores de edad eran desnudados completamente, vendados los ojos, maniatados y amordazados; mientras él (el padre Luis Fernando) en bóxer (calzoncillos) les realizaba llaves de jiu jitsu y pasaba su barbilla sobre sus espaldas”.

Bayas cuestionó que el sacerdote denunciado siga ejerciendo actividades religiosas con jóvenes (varones) en su domicilio cerca de la iglesia que dirigía. “Sus vecinos continúan observando cómo adolescentes entran y salen de su departamento en la noche y madrugada”, reveló.

Andrés Vizcarra, quien fue secretario del padre Luis Fernando en sus actividades sacerdotales con jóvenes, reveló que en los registros del sacerdote constaban más de 100 jóvenes que habían pasado por la "dinámica del pecado".

Michael Manzur, quien testificó a favor del padre en la investigación canónica, ahora lo acusa. “El padre a mí no me hizo nada, pero comencé a creerle a las víctimas tras su suspensión y porque los testimonios de los afectados eran coherentes”. 

Rosana Alvarado, ministra de Justicia, en su cuenta Twitter se mostró contraria al trato que la Iglesia católica le da al caso, al llamarlo "conducta inadecuada".  (I)

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