El periodista argentino Herman Schiller rechazó el Premio a la Libertad de Expresión que otorga la editorial Perfil tras conocer que el mismo reconocimiento sería entregado también al director de Fundamedios, el ecuatoriano César Ricaurte.

El galardón, cuya ceremonia está prevista para el próximo lunes, debía ser entregada al fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Así lo afirma Schiller en una carta dirigida a los directivos de la empresa argentina.

En la misiva, el periodista de 75 años cuestiona que el premio ya no esté dirigido a Assange, a quien califica como “un auténtico luchador por el derecho a la información”, sino a Ricaurte, “un conocido provocador golpista que viene jaqueando al gobierno constitucional de Correa, no por lo que el Gobierno pudiera estar haciendo mal, sino precisamente por sus medidas correctas en favor de las masas del Ecuador y en contra de los intereses que venían saqueando a ese país”.

Ese cambio de decisión ocasionó que Schiller se inhibiera de participar y compartir el acto, según dijo “con alguien que se encuentra en las antípodas de mi filosofía existencial y de mi accionar político”.

También lamentó que entre los periodistas premiados esté “la contrarrevolucionaria cubana Yoani Sánchez, ligada al denominado Consejo por la Libertad de Cuba, una organización con sede en Miami sobre la que pesan reiteradas acusaciones de actividades terroristas”.

Tras exponer sus motivos, el periodista y militante socialista insistió: “Lamento el equívoco. Soy un hombre de la izquierda revolucionaria. No puedo compartir galardones con figuras que trabajan para la derecha o son funcionales a la misma”.

Schiller, miembro de la comunidad judía argentina, fundó en 1977 el semanario Nueva Presencia, que nació como un suplemento semanal para el diario local Di Presse.

Nueva Presencia, junto con el periódico en lengua inglesa Buenos Aires Herald, fueron los únicos periódicos que  denunciaron las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar argentina. Esa actuación motivó que, en noviembre de 2007, Schiller y sus colegas recibieran una placa de reconocimiento.

Durante la dictadura, el periodista también colaboró activamente con las Madres de Plaza de Mayo y en 1982 fundó el Movimiento Judío por los Derechos Humanos.

Ese activismo lo trasladó a los micrófonos, desde donde apoyó a la comunidad judía y a las víctimas de la dictadura. En el 2000 ingresó como docente en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo para dictar Historia del Movimiento Obrero y en 2007 fue despedido por Hebe de Bonafini por tener una actitud crítica hacia el presidente Néstor Kirchner.

Hasta mayo de este año formó parte del programa “Leña al fuego”, transmitido por radio Ciudad, la emisora estatal de Buenos Aires. Su salida se dio en el marco de una reestructuración general.

En ese entonces, Schiller comentó que los directivos de la emisora resolvieron levantar su programa de los sábados con la promesa de garantizarle una columna de opinión los domingos, pero aquello no se cumplió y fue separado definitivamente.