Se ha paseado por casi todos los medios y en todos   lo reciben con bombos y platillos, pero no con preguntas. Algunos hasta le tienden la alfombra roja y se frotan las manos por entregarle la estatuilla de la “estrella del momento”.

Y con ello Mauricio Rodas, director de Ethos, logró lo que se propuso y ordenan los manuales de marketing político: “buscarle bronca al oponente más popular”. Así, supone, se coloca como actor político y no sorprendería mañana verlo de candidato por algún partido de oposición, como dicen que  confiesa en privado.

Sin embargo, canales como Teleamazonas y Ecuavisa, radios abiertamente opositoras y programas marcadamente anticorreístas lo acogen como el descubridor del agua tibia: Ecuador es un país pobre.

No cumplen las reglas básicas de todo medio de comunicación responsable: verificar si los datos que exhibe corresponden a una verdadera investigación. Y también: ¿no hay una sola duda que obligue a respuestas válidas y contrastadas? No, eso desaparece cuando de un opositor al Gobierno se trata.

Solo resta recomendar a Rodas y su equipo que hagan el mismo señalamiento a Colombia, Perú y Bolivia para que sus datos tengan aplausos y reconocimientos mediáticos. Pero como allá no podrá ser candidato ni estrella de los medios, es mejor quedarse donde la ausencia de opositores erige ídolos de barro por doquier.

Lástima que el mayor perjuicio sea para las audiencias que se someten a una agenda mediática con un signo potente de actoría política y casi nada de servicio público, como debería ser.