Pugnas dirigenciales separan a gremios montubios
El sol pega con una intensidad inclemente a los peatones que circulan por los alrededores de la Terminal Terrestre de Guayaquil, entre ellos a un grupo de recién arribados desde Nobol que, a diferencia del “look” porteño, están ataviados con sombreros, camisas de mangas largas abiertas hasta el tercer botón, pantalones de tela y zapatos pringados de lodo.
Hombres y mujeres, con sacos en hombros, caminan confundidos por esta urbe que ya han visitado anteriormente, pero que no conocen a la perfección, a diferencia de sus añorados terruños en donde labran la tierra cada mañana.
Después de unas cuantas consultas a guardias de seguridad y luego de esquivar los automotores que “van hechos unos diablos”, el sonido -mejor dicho ruido- proveniente de unos parlantes hace que “paren la oreja” y se dirijan hacia el destino por el cual han llegado al puerto principal.
A su llegada a la explanada del centro comercial Bahía Norte el jolgorio ya está instalado. Música, risas y guitarreo dominan el escenario. Una mediana fila, en su mayoría de hombres de enjuta imagen, está a la espera de un vaso de cerveza. “Es solo para aguantar el sol, no crea que estamos adelantando las fiestas de fin de año”, suelta un montubio de cepa que sonríe bribonamente junto a sus compañeros del recinto “Moja Huevo”. Y su justificación tiene tanta lógica en momentos en que el calor acribilla la piel de los asistentes porque la carpa instalada desde muy temprano ya no da abasto a las organizaciones que llegan de a poco.
Pero los amorfinos que se escuchan por un buen rato, los diálogos casi a gritos entre ‘compadres’ y el cuchicheo de las damas presentes terminan abruptamente... Es hora de la formalidad del acto. “Compañeros, bienvenidos de parte del Pueblo Montubio del Ecuador (capítulo Guayas). Hoy nos reunimos para encaminar a nuestra gente como lo establece la Constitución”, declara a través de los parlantes Isabel Mosquera, presidenta de una de las facciones que busca organizar al colectivo.
En los minutos subsiguientes, Mosquera hace un llamado a los presentes para que “colaboren” en la conformación de una organización montubia que permita viabilizar los proyectos “que beneficien a todos y todas”. Luego de su intervención, la mujer adopta una postura de ducha dirigente política para atender a los medios de comunicación.
Su declaración ante las cámaras y grabadoras arranca aclarando que el motivo de esa reunión es participar del primer encuentro montubio del Ecuador, una vez que la Constitución de Montecristi, en sus artículos 59 y 60, reconoce a esta etnia como “pueblo”, es decir, a un mismo nivel que los colectivos indígenas o afroecuatorianos.
La calma en sus palabras se trastoca cuando empieza a explicar que “hay otras personas que se presentan como presidentes de los montubios... ¡Pues se equivocan!, porque después de la Constitución hay que llamar a una convención para definir a las autoridades de nuestro colectivo”. Después de unos minutos, la diplomacia regresa a la dirigente e invita a las otras facciones a unirse a su agrupación para trabajar en una cita nacional a finales de 2012 para elegir a las autoridades “oficiales” de la etnia.
Sus palabras teledirigidas tienen como objetivo a la agrupación liderada por Alexandra Plúas, quien también se autoproclama presidenta del Pueblo Montubio. Además, las críticas de Mosquera también se perfilan hacia Luis Alvarado, quien se anuncia como coordinador de la agrupación Pueblo Montubio del Ecuador, y con quien mantiene un proceso de divorcio.
“Ese tema tan íntimo ha sido utilizado por inescrupulosos que quieren destruir la unidad de nuestro pueblo”, afirma Alvarado, quien no esconde, tampoco, que dentro de la organización hay tres facciones encontradas, aunque en tono iracundo señala que “al Ecuador no le importan esas ‘chuchumequerías’”.
A pesar de criticar a este diario por abordar la temática, el dirigente social no deja de echarle sus “perlas” a Mosquera, de quien asegura que tiene problemas mentales y que fue expulsada de la organización por faltas en su conducta, y a Plúas, de quien afirma que tiene inconvenientes con la justicia y que tiene abierta investigaciones en la Fiscalía.
Plúas, quien asegura ser la Presidenta Nacional del Pueblo Montubio, afirma que el proceso de divorcio de Alvarado con Mosquera es “solo una pantalla”. La dirigente gremial asevera que con “esta estrategia” solo buscan dividir al pueblo manteniendo los beneficios para la pareja.
Sobre la convocatoria efectuada para enero por parte de Mosquera, manifiesta que se está arrogando funciones porque la encargada de llamar a una cita solo sería ella, en su cargo de Presidenta Nacional de la etnia.
Para Alvarado guarda la artillería pesada. Plúas afirmó que el coordinador es investigado por la Contraloría del Estado por un supuesto mal uso de fondos públicos en proyectos del Consejo de Desarrollo del Pueblo Montubio de la Costa Ecuatoriana y Zonas Subtropicales de la Región Litoral (Codepmoc). “Este señor gana 4.000 dólares mensuales mientras los pueblos montubios no podemos viabilizar nuestros proyectos”, resalta Plúas, agregando que -“gracias a sus denuncias”- se ha cambiado la forma de asistencia a los colectivos que ahora deben tramitar sus préstamos directamente con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), sin tener al Codepmoc como intermediario.
Los ‘chuchumecos’ y el poder detrás de las disputas
En lo que sí concuerdan Mosquera y Alvarado es en sus críticas hacia el trabajo realizado por determinados funcionarios de la Secretaría de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana. El coordinador, sin dar nombres, afirma que “en Guayaquil hay un ‘chuchumeco’ que quiere enfrentarnos y jodernos”, refiriéndose a las bases de montubios.
Pero Mosquera es más directa en sus acusaciones. Sus dardos apuntan a Édgar Frías, subsecretario de Participación Ciudadana. La retahíla de censuras hacia el funcionario arrancan con su vinculación con el grupo subversivo Alfaro Vive Carajo (AVC), del cual Frías es su ex comandante.
“Él (Frías) tiene que unir y no destruir, para destruir ya quedó en el pasado Alfaro Vive, ahora es un funcionario. Me sorprende que el Presidente (Rafael Correa) haya designado a Frías en ese cargo, cuando todo el mundo sabe su pasado en el Alfaro Vive”, criticó la dirigente montubia.
Pero más allá de su legado guerrillero, lo que más critica Mosquera de Frías es una supuesta “predilección” hacia el conglomerado que dirige Plúas; que es, según denunció, a los únicos que convoca a las reuniones de trabajo. Frías, por su parte, niega las acusaciones y lamenta que los dirigentes de tres facciones montubias estén dividiendo al colectivo por problemas netamente personales.
El funcionario afirma que lleva en su cargo no más de 20 días y que, por el momento, la Secretaría de Estado no puede tomar un rol dirimente en la situación. Lo que sí aclara es que el problema debe tener una salida rápida, más aún cuando se aspira a que en 2012 ya estén constituidos los Consejo de Igualdad.
La Constitución, en su artículo 156, da nacimiento a los Consejos de Igualdad como instancias que ejercerán atribuciones en la formulación, seguimiento, ejecución y evaluación de las políticas públicas relacionadas con las etnias. Es así que los consejos nacionales tendrán un presupuesto autónomo específico para cada sector minoritario (indígenas, afroecuatorianos y montubios).
Entonces, nuevamente Alvarado, Mosquera y Plúas aparecen en escena. El primero es reconocido como uno de los dirigentes más antiguos del Codepmoc y aún cuando habla a los medios de comunicación maneja la vocería oficial de la organización. Mosquera, por su parte, fue secretaria ejecutiva del gremio por más de seis años y aún mantiene una fuerte presencia a través de delegados en el organismo social; mientras que Plúas fue electa como presidenta de la entidad, pero fue desconocida por Alvarado y Mosquera, cuando aún actuaban como pareja.
Ante todo este panorama, un acontecimiento no muy lejano podría marcar la diferencia en este conflicto por la presidencia de la Codepmoc. El pasado 28 de julio, en la comitiva que acompañó al presidente de la República, Rafael Correa, a Lima para lo posesión del mandatario de ese país, Ollanta Humala, estuvo Alexandra Plúas como representante de los pueblos montubios. “Esa es una señal proveniente del mismo Presidente de la República, es una señal muy fuerte y de respaldo”, menciona una fuente de la Secretaría de Pueblos, que prefiere omitir su nombre.
Lo cierto es que los representantes de las tres facciones encontradas se proclaman como los “verdaderos defensores” de los derechos colectivos. Pero para muchos, como los compadres de ‘Moja Huevo’ con sus vasos de cerveza, el “problema es entre ellos”. La gran mayoría prefiere reír con los amorfinos dedicados a la “pacharaca” y seguir dedicándose a esos terruños que labran cada mañana.