“Pasó la época de correr con la mochila al hombro”
En la Dirección Provincial de Gestión de Riesgos de Pichincha hay mucho movimiento; sus empleados parecen estar siempre atendiendo alguna emergencia.
Paúl Sánchez, su titular, porta el chaleco que caracteriza al personal de auxilio. Tal vez una reminiscencia de su pasado como socorrista, aunque durante la conversación muestra un perfil diferente: el de un funcionario que prefiere prevenir, antes que atender emergencias.
¿Pichincha es vulnerable?
Es igual de vulnerable que cualquier otra provincia. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a ver el desastre como algo único; por ejemplo, sismo. Pero el sismo gatilla otros desastres. Entonces yo puedo prepararme para un sismo, pero no cuidé que con ese movimiento se me rompe un balón de GLP (gas licuado de petróleo).... tengo un incendio, una explosión, una intoxicación.
¿Los desastres son más complejos de lo que la gente ve?
Sí y, además, la mayoría de las veces la gente solo ve la respuesta. Hace poco premiaron a los bomberos de Portoviejo que vinieron a ayudar (en Pichincha); lo que la gente no ve es que ese bombero come tres veces al día y que alguien tiene que alimentarle y, en ese caso, fuimos nosotros. Que velamos porque tenga el equipo; que si no tiene, se lo doy. Que todos estén bien de salud.
En desastres como deslaves en carreteras y zonas urbanas, ¿mandan los gobiernos locales?
Esto funciona así. El tema de los desastres por ley es de los GAD (gobiernos autónomos descentralizados). Pero cuando no pueden, se les va de las manos el problema, requieren ayuda, estamos ahí. Porque, además, trabajamos con el sistema del COE (Comité de Operaciones Especiales). En el COE se trabaja en 7 áreas específicas. Y de acuerdo a las áreas y a los problemas trabajamos de una u otra forma. Por ejemplo, si para época de inundaciones yo necesito que los hospitales estén expeditos, el Área Nº 2 (Salud) es parte del manejo de emergencias; entonces yo digo: “Salud, dame un informe de qué hospitales nos pueden ayudar aquí, cuáles en Puerto Quito”, etc.
¿Se trabaja ya en este esquema?
Totalmente. Entonces, luego me dirijo al Área 4 (Manejo de la Comunidad) y le digo: “¿Cómo tiene los albergues?”. Luego le digo a Salud: “Chequeemos los albergues para ver como están”. A ver MTOP (Ministerio de Transporte y Obras Públicas), del Área 3, los accesos para esos albergues. Es un trabajo así (traza una línea vertical), pero también transversal. Entonces, cada ministerio hace lo que tiene que hacer. El Área 7 (Deportes) me puede indicar: “Aquí tengo coliseos”. De hecho, les decimos “necesito el coliseo tal”, porque ya los tenemos censados. Entonces, esto es un cambio radical en el manejo de las emergencias, porque ya pasamos la época de ponerte una mochila al hombro y salir corriendo, como hacíamos hace años. Ahora decimos: “Esto tenemos”. Contamos con modelos de deslizamientos de la provincia, de inundaciones; entonces ya sabemos más o menos dónde actuar.
¿Qué otro cambio implica este nuevo modelo de gestión?
Ahora medimos capacidades. Qué capacidad tiene la comunidad tal para responder a esta emergencia.
¿Y en qué áreas hay más debilidades?
En el caso específico de Pichincha, hay una debilidad en el tema bomberos en Puerto Quito, por ejemplo. Porque tenemos dificultados con algún equipo. Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo? Estamos monitoreando, midiendo qué equipo se necesita; porque no es cualquier equipo. Por ejemplo, si un bombero de esa zona me dice que necesita 200 trajes de buceo, yo le respondo: “No, lo que tú necesitas son dos autobombas”. Esto se hace sobre la base de la casuística, a los análisis, a las visitas que se les hace. Porque antes pasaba que alguien decía “yo necesito esto” y se le decía “tenga”.
Ahora es diferente...
Sí, vemos qué tienes, qué tienen los otros, cuáles son tus amenazas, qué es mejor que tengas, quién puede apoyarte. A ver, si a ti te falta, te puede apoyar este otro. Ese tipo de cosas, ese tipo de relaciones se van tejiendo.
¿Y desde cuándo se aplica este tipo de enfoque?
Desde que existe la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR). Por supuesto que todavía hay muchas cosas que hacer. Cosas que están todavía en Power Point. Pero como metodologías, como ideas. En eso estamos.
¿En qué otros eventos, además de los recientes incendios forestales, ha funcionado este modelo?
El modelo funciona independientemente de la emergencia, de su gravedad. Ese es el otro cambio que hemos hecho. Este sistema de COE funcionaba antes solamente cuando pasaba algo; hoy no, hoy nos reunimos todo el tiempo y analizamos todo el ciclo de gestión de riesgo. Es decir, el ciclo inicia con la identificación de riesgos: aquí tengo esto; aquí hay esta industria; por aquí pasan carros con químicos peligrosos; por aquí este puente está mal. Empieza desde ahí. Entonces, “hay que arreglar el puente, ¿competencia de quién es?”. Y ahí empiezan estas 7 áreas. “Esto del MTOP, esto del Municipio...”.
¿Ustedes no se meten en la obra?
No. Nosotros dejamos que manejen los GAD. Cuando ellos no pueden por alguna razón o por ley, entramos con el área específica: Infraestructura y Construcción (Área 3), que es la que maneja Obras Públicas, con una serie de ministerios abajo. Entonces así lo vamos manejando. Eso no se ve, no sale en ninguna primera página.
Un trabajo de prevención
Así es. Hoy tuvimos una reunión de las 7 áreas y nadie sabe. Entonces dijimos: “A ver, viene el invierno y vienen otras cosas, como la Navidad, entonces hay que hacer esto”. Establecemos planes para esto, para esto otro. “Salud, haz así, Obras Públicas, ¿qué tienes?”. Y nos dice: “Yo tengo 5 retroexcavadoras, 4 tractores que van a estar así en el caso de que algo suceda”. Entonces, es un cambio, porque ya no es la respuesta per se.
¿Pero las inundaciones siguen?
En efecto, y esa visión es algo que debe cambiar. Por ahí alguien menciona “pero las inundaciones siguen”. Y la respuesta es “sí, seguirán toda la vida”.
¿Se pueden paliar, pero no eliminarlas?
Nunca las vamos a eliminar porque el ciclo geológico es dinámico y tienen que haber inundaciones, sequías, sismos. Eso yo no lo puedo detener por ordenanza. Lo que sí puedo es disminuir la vulnerabilidad, para que eso no nos vuelva a afectar en la misma medida.
Y otro más dice: “Ah, pero hay muertos”. Y la pregunta es: “¿Dónde no hay muertos?”. Y ahí pongo un ejemplo: Japón, sismo de Kobe, 6.000 muertos. Un sismo con la misma magnitud se produjo en Turquía, con 240.000 víctimas. Entonces uno se pregunta: “¿Qué pasó?”. Y la respuesta es: “Las medidas preventivas”.
Que va a haber personas afectadas, las habrá. Pero tendemos a que cada vez hayan menos.
¿Cómo trabajan con la comunidad?
Se les brinda capacitación. Pero no esa capacitación de que te doy un curso de primeros auxilios y nos vemos después de 3 años, sino una capacitación en procesos. Procesos de manejo de gestión de riesgo . Y en ese proceso hacemos un acompañamiento, tanto a la parte público-privada como a las comunidades. Entonces les decimos: “Les vamos a enseñar el sistema de comando de incidentes”. Pero no queda ahí, sino que mantenemos reuniones, monitoreo.
¿Están todo el tiempo?
La idea es esa. Esa es la metodología. No siempre es posible. Hay provincias con más fortaleza y otras con menos. Una cosa es hablar de esto en Pichincha, donde están los ministerios, los profesionales; y otra cosa en algún cantón lejano del Oriente. Pero la idea es esa.
A su juicio, ¿qué falta?
Algunas cosas. La gente cree que con recursos se arregla todo. Cree que porque tengo un helicóptero con “bambi” se apagan los incendios. Pero no es así, porque eso viene con una serie de parámetros extras: tomas de agua, gente abajo, tiempo para repostar agua. Más que eso, se necesita una educación en gestión de riesgos para que tengamos un cambio de actitud frente a los desastres. Es decir, terminar con ese “a mí no me va a pasar”. Saber que estamos en una zona de sismos, de volcanes... y saber cómo enfrentarlos.