Los centros deportivos que antes eran exclusivos de las instituciones y funcionarios públicos ahora son lugares de recreación y encuentro de cualquier ciudadano.

El I Centro Activo de propiedad del Pueblo, ubicado en Quito, en la calle El Universo E10-74 y El Sol, fue usado solo por los empleados del Banco Central del Ecuador (BCE). Un promedio mensual de  200 personas usaba las instalaciones.  

Wilman Buele, administrador del lugar, cuenta que actualmente el Centro tiene 15 mil visitas mensuales, fuera de quienes son exonerados del cobro de la entrada: menores de 13 años, personas con discapacidad y tercera edad.

Si alguien usa el Centro de 06:00 a 16:00, el costo es de 25 centavos de dólar. Y a partir de esta última hora hasta las 21:00, la entrada ya es de 2 dólares, para cubrir los costos de iluminación de las canchas, la piscina, saunas, turcos y el coliseo. Sábados y domingos se abre desde las 07:00. Los lunes se cierra para mantenimiento. Nadie puede utilizar las instalaciones más de dos horas.

El II y III Centros Activos del Pueblo antes pertenecían a la Senatel y a la Corporación Financiera Nacional (CFN).  Marcelo Mora, administrador de ellos, dice que en el primero de 300 usuarios pasó a 1.500 al mes. En este lugar existe una cancha de fútbol y dos de volley. Se realizan campeonatos de fútbol y también aeróbicos. Este lugar se encuentra en la calle Iñaquito 34-774 y Carlos Padilla, en la capital.

Y el  III Centro cuenta con dos canchas de fútbol, una de basquet, una de tenis y otra de volley. De un promedio de usuarios de entre 300 y 500, ahora llega hasta 3.000 semanales.

Está ubicado en Cumbayá. Las inscripciones para jugar son gratuitas y la gente acude en equipos. La administración definió un cupo de 16 equipos para el Centro II, y en el III se da cabida a 32. 

“El dinero de todos los ecuatorianos está invertido en los complejos deportivos”, asegura Mora, pues “prácticamente eran clubes privados. Los funcionarios pagaban entre 3 y 8 dólares por la exclusividad disfrazada de mantenimiento. Con ese costo no cubrían ni el pago de personal”.

En ningún Centro se puede realizar reservas exclusivas. Quien requiera el espacio debe separarlo con anticipación, pero lo compartirá con el resto de asistentes. El costo igual es de 25 centavos.

El presupuesto anual para los cuatros Centros es de 5 millones de dólares, para reparaciones, mejoras, obra civil y pago de personal. La recaudación por entradas representa el 20%. El 80% lo pone el Estado.

Para entrar al Centro Deportivo Metropolitano no hay que pagar. Este complejo es administrado hace dos años por el Municipio de  Quito. Antes fue un club privado -Municipal Tenis Club- de algunos funcionarios de alto rango, donde estaba prohibido el ingreso de otras personas, menos “particulares”.

Si alguien quiere acceder a una de las 6 canchas de arcilla para tenis o a la de uso múltiple, debe separar un cupo al correo electrónico [email protected]

Si desea el gimnasio o bailoterapia, la entrada es libre, con intervalos de una hora por clase.

Mas Centros para el pueblo

Ocho Centros están en proceso de transferencia al Ministerio del Deporte y se prevé hasta diciembre, dijo Iván Nicolalde, de la dirección de Sostenibilidad  de esa secretaría.

En el caso del complejo del Instituto de la Niñez y la Familia (INFA) de Chimborazo, ubicado camino a Guano, la división de predios está lista. Marta Idrovo, directora de la institución, afirma que  los documentos fueron enviados a la dirección general del INFA y de esta instancia el trámite pasará al Ministerio. “El inmueble tiene 14.936 m2 y quedaría para la piscina 5.645 m2, que es lo que se traspasará”, precisó Idrovo.

Las instalaciones deportivas del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), ubicadas en San Carlos, están deterioradas. Fueron abandonadas hace cinco años. Patricio Durán, subgerente administrativo del BEV, dijo que la propiedad estuvo en comodato a un colegio. “Efectivamente, estaba bastante mal, destrozada”. En el caso de Petroecuador, está en trámite el traspaso de un centro deportivo ubicado en Sangolquí.