Esta agrupación fue fundada en Quito en 1951 por Camilo Ponce Enríquez con la denominación de Movimiento Social Cristiano, nombre que conservó hasta 1967, cuando se convirtió en partido.

En 1956 el Movimiento Social Cristiano logró, por primera vez, la presidencia con Camilo Ponce.

La llegada de León Febres-Cordero a la Cámara Nacional de Representantes, en 1979, constituye el pivote para el ascenso de esta agrupación y el paso de su dirección efectiva a la Costa, específicamente a Guayaquil.

El proceso se consolida en 1984 cuando alcanza, por segunda vez, el poder con Febres-Cordero. En esta segunda etapa el partido deja de lado su ideología inicial, basada en la Doctrina Social de la Iglesia, para convertirse en una agrupación de empresarios.

En los períodos legislativos de los 90 y principios de 2000, el socialcristianismo fue el partido con el mayor número de diputados, era la mayor fuerza política del país, superado solo por la Democracia Popular en el gobierno de Jamil Mahuad.

No obstante, en esos mismos años en los que el PSC tenía la preeminencia legislativa, sus candidatos presidenciales nunca despuntaron.

En 2009, Jaime Nebot y otros miembros del partido se separaron y fundaron el movimiento provincial Madera de Guerrero, en un esfuerzo por salvar su capital político, luego de la derrota en las elecciones de dicho año en las que obtuvieron apenas cuatro diputados.

De haber sido un partido nacional, con amplia mayoría en la Costa y en varias provincias de la Sierra, el PSC llega a estos comicios con una fuerza electoral solo en Guayaquil y Machala, sin candidatura presidencial. Para reinscribirse en el CNE presentó 182.784 firmas.

Sus listas para asambleístas fueron conformadas en alianza con los movimientos Madera de Guerrero y Creando Oportunidades (CREO) y van de la mano de Guillermo Lasso.

IDEARIO

El PSC dice defender los derechos humanos: a la vida, a la libertad, a la iniciativa, a la propiedad privada, a la honra, al trabajo, a la vida intelectual, a los derechos políticos.

Propugna la justicia social.

Defiende la familia.

Afirma que trabajo y capital van unidos.

Sostiene que no debe haber lucha de clases, el socialcristianismo dice que la tesis marxista sobre ese punto es repudiable.

Señala que la empresa socialcristiana es distinta a la capitalista y la comunista, porque la capitalista no reconoce más beneficio que para el dueño, que compra el trabajo al obrero; mientras que la comunista no reconoce más beneficio que para el Estado, que esclaviza al obrero.