En 2010 se tramitó una queja luego de la toma de muestra de sangre a 3.500 indígenas por parte de un laboratorio de ee.uu.
La biopiratería, en la mira de la Senescyt
Las autoridades de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) presentaron el pasado lunes la propuesta de enmiendas constitucionales para asegurar la protección de los saberes ancestrales y evitar la biopiratería en Ecuador.
La iniciativa pretende modificar los artículos 57, 322 y 402 de la Constitución alegando que no existe un beneficio para las comunidades ni tampoco garantizan frenar la biopiratería.
Por ejemplo, en el artículo 57, inciso 12, se propone aumentar la siguiente frase: “se podrá acceder, usar y aprovechar el conocimiento colectivo, siempre que exista consentimiento libre, previo e informado de sus legítimos poseedores y que estos participen de manera justa y equitativa de los beneficios obtenidos”.
“Nosotros creemos que los que tienen que decidir sobre sus conocimientos y saberes son las comunidades”, agregó René Ramírez, titular de la Senescyt.
El artículo 322, según el funcionario, está en la sección de Propiedad y esa condición hace que tenga un enfoque sin una perspectiva de derechos.
Los conocimientos tradicionales son regulados en el Libro III del Código Orgánico de la Economía Social del Conocimiento, la Creatividad e Innovación (COESC+i).
Este proyecto deberá ser aprobado por la Asamblea Nacional. Hasta la fecha, la propuesta que se discute en línea ha tenido más de 740 mil visitas.
María Inés Rivadeneira, coordinadora de Saberes Ancestrales de la Senescyt, aseguró que Ecuador es un país megadiverso y esa condición lo hace más susceptible a la biopiratería, como ocurrió en el caso de la extracción de sangre a los waoranis. “Ecuador no cuenta con un sistema de protección sui géneris sobre los conocimientos tradicionales”, añadió Rivadeneira.
Dijo que también se construyen herramientas de vigilancia internacional, que fueron analizadas en la última reunión con los países miembros de la Unasur, para evitar que en el extranjero se exploten conocimientos tradicionales.
Adelantó que se está proponiendo elaborar una lista negra de los países que más incurren en la biopiratería. Ecuador, particularmente, ha sido un territorio frágil para la piratería desde hace 40 años. Así lo recoge un informe del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) que puede ser revisado por los ciudadanos al ingresar a www.propiedadintelectual.gob.ec
Por ejemplo, en 1970, el científico John Daly, de Estados Unidos, sacó del país 750 ejemplares de la rana endémica Epipedobates tricolor para extraerle una sustancia más potente que la morfina.
El último caso de biopiratería fue expuesto por una investigación de la Senescyt. La entidad concluyó que se extrajeron al menos 3.500 muestras de ADN de indígenas waoranis. Además, hay varias publicaciones en revistas indexadas extranjeras con muestras de sangre que fueron tomadas sin consentimiento de los pobladores de la Amazonía.