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El Telégrafo

Diario El Comercio reconoce que “protegió ” a “fuentes” de EE.UU. en notas sobre Wikileaks

Diario El Comercio reconoce que “protegió ” a “fuentes” de EE.UU. en notas sobre Wikileaks
24 de mayo de 2012 - 00:00

Un lector de El Comercio puso el siguiente comentario a las notas “Los WikiLeaks hoy son un arma política” y “Las fuentes debían ser protegidas” publicadas ayer en ese rotativo sobre la protección de las “fuentes ” de la embajada de
EE.UU. en Ecuador, a propósito de la divulgación de los cables de WikiLeaks. Marco Donoso Freire dice: “Si esta nota se hubiera publicado antes de dar a conocer el contenido editado de algunos cables, tal vez hubiera sido creíble. Hoy es demasiado tarde”.

Sí, es demasiado tarde la aclaración del diario y muy lamentable la respuesta del editor Martín Pallares. De hecho, con la afirmación hecha ayer por el diario capitalino reconoce algo que El Telégrafo jamás afirmó: los periodistas, académicos y políticos fueron “inform antes” de la embajada estadounidense.

Si El Comercio los consideró “fuentes” que debía proteger, explícitamente son ellos, no El Telégrafo, los que ubican en tal condición a los personajes que ahora defiende y que en ninguna de sus publicaciones son mencionados, ni menos aludidos por Pallares, en su editorial reclamatorio y poco informativo (¿O acaso Pallares es la voz oficial del periódico y sus directivos lo dejan a expensas de la crítica que en cerca de un centenar de comentarios en su web cuestionan duramente cada frase del indicado Editor?).

Y por eso se entiende ahora por qué no publicaron esos cables en el momento en que la fundación WikiLeaks les entregó “en el acuerdo firmado”, a pesar de reconocer que en 23 entregas hablaron del tema, pero sin mencionar lo que “afectaba” a las “fuentes” (llámense ahora oposición y periodistas).

Entonces, como Pallares se refiere a El Telégrafo como “cierto diario oficialista” (¿le cuesta tanto mencionar nuestro nombre?) y la nota adjunta muestra cómo se contradijo El Comercio hasta ahora con este tema, públicamente le exigimos a ese diario que muestre el compromiso adquirido con WikiLeaks, el 2 de abril de 2011, para saber hasta dónde es cierto que se pedía la protección de las “fuentes” de la embajada. Cuando lo haga sabremos qué condiciones se puso y en qué condiciones se entregaron esos cables, pues El Comercio, como otros diarios de América Latina, hicieron lo mismo, así está consignado en el libro WikiMediaLeaks, de Martín Becerra.

¡Transparencia se exige con transparencia! Pero es tal la contradicción de Pallares y de El Comercio que reconocen que ellos publicaron “todos” los cables en su página web y nos endilgan a nosotros no hacerlo con aquellos cables que “afectan” a Correa. Nosotros pusimos todos los cables, al igual que El Comercio dice, pero en los buscadores de su
web no se los encuentra.

Si ya WikiLeaks liberó todos los cables, ¿por qué El Comercio no los comentó, los publicó o los señaló como una contradicción de WikiLeaks violando el acuerdo para proteger a las “fuentes”? ¿Por qué El Comercio no publicó el cable donde la asambleísta Rossana Alvarado se niega a reunirse con la embajadora de EE.UU.? ¿Lo hizo para proteger a esa “fuente”? ¿Qué riesgo corría ella con transparentar lo que otros ocultaron? En realidad, como dice el lector de El Comercio, es demasiado tarde para explicaciones tibias justificatorias de no hacer un buen periodismo, para nada independiente, como reza el eslogan de esa empresa editorial. Y, como si fuera poco, hace lo que critican: echar la culpa al mensajero y no a quien elaboró el mensaje. El Telégrafo, que es público y no oficialista, como endilga Pallares hepáticamente, reprodujo cables hechos, escritos y elaborados por la embajada de EE.UU., no los redactó, ni siquiera los editó. Ahí están.

Y si eso afectó a las “fuentes” que “protegió ” El Comercio, debe ir a la sede diplomática y endilgar los adjetivos que muy sesudamente nos lanza el editor digital.

Lo hemos dicho en innumerables ocasiones: El Telégrafo es un periódico público en construcción, con muchos errores quizá, pero jamás comprometido con intereses particulares, corporativos ni mucho menos familiares. El Comercio tiene la obligación de hacer periodismo responsable y del mejor, no solo que garantice a la oposición y a otros países un espacio de proselitismo y de verdades a medias. Cuando lo hagan estaremos gustosos de imitarlos.

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