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El Telégrafo

Con Mahuad, Ecuador sufrió la peor crisis económica y social de su historia

Octubre de 1990. El diputado Mahuad es agredido por legisladores del PRE al oponerse a la admistía para Bucaram.
Octubre de 1990. El diputado Mahuad es agredido por legisladores del PRE al oponerse a la admistía para Bucaram.
Fotos: Archivo / El Telégrafo
21 de noviembre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

Al asumir funciones el 10 de agosto de 1998, la ciudadanía depositó su esperanza en su nuevo mandatario, el exalcalde de Quito Jamil Mahuad, preparado en Harvard para gobernar el país, quien invocó una cita del Eclesiastés 3, 1-3, 8-9, que señala: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. (...) Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz”.

Pero el tiempo le falló a Mahuad, pues no le alcanzó para cumplir sus promesas: construir un gobierno de unidad nacional para dar estabilidad a la economía e impulsar los programas para reducir la pobreza y la miseria, además de la normalización de las relaciones internacionales.

A un mes de funciones, en septiembre, devaluó el sucre en 15%, acogió las exigencias del FMI e incrementó la tarifa eléctrica, la gasolina subió en 71% y el gas pasó de 6.000 a 25.000 sucres el cilindro, entre otras medidas. La reacción no se hizo esperar y comenzaron los paros y protestas públicas. A través del Ejército mantuvo el orden, aunque hubo un saldo de 3 muertos y 9 heridos en la Costa.

Todas las voces, todas. Febres-Cordero, Nebot, Mahuad y J. Durán. El PSC apoyó la candidatura de Jamil en 1988.

Con la firma de la paz con Perú, el 26 de octubre, la calma retornó al país, pero la situación económica se mantenía en estado crítico. La excesiva inflación y la caída de la producción hizo que muchos bancos entraran en bancarrota, el sucre se debilitó y se originó un alto déficit comercial y de balanza de pagos, además de la fuga de capitales.

Ante este panorama, a través de la denominada ‘aplanadora’, como se conocía a la mayoría legislativa que para noviembre conformaron la DP y el PSC, a los que se sumaron otros aliados, a fines de mes se aprobó la Ley de Reordenamiento en Materia Económica, en el Área Tributario Financiera, que dio vida a la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD). Esa entidad inició funciones el 2 de diciembre de 1998 para salvar al sistema bancario y para que el Estado se haga cargo de las deudas de la banca.

En ese mismo cuerpo legal se aprobó la creación del impuesto del 1% a la circulación de capitales en sustitución del Impuesto a la Renta, mentalizado por el entonces diputado Jaime Nebot (PSC).

El feriado y el congelamiento bancarios, desde el 8 de marzo de 1999, causaron graves problemas en el país.

Una vez establecidas las políticas de ayuda a la banca, en forma sorpresiva, el 8 de marzo de 1999 los bancos cerraron sus puertas por 5 días, por orden de la Superintendencia de Bancos. Las cuentas se congelaron y fueron intervenidos 11 establecimientos; además, comenzaron las primeras acciones legales contra algunos banqueros corruptos.

Fernando Aspiazu, presidente y propietario del Banco del Progreso, fue encarcelado y desde la prisión reveló que había financiado la campaña de Mahuad y de la DP con $ 3’100.000. Él y Mahuad fueron multados por el Tribunal Supremo Electoral por haber contribuido ilegalmente en la campaña para su presidencia.  

A su vez, la DP señaló que esos fondos los manejó Eduardo Mahuad, hermano del expresidente,  por lo tanto, el partido no tenía registros.

Los presidentes Jamil Mahuad, de Ecuador, y Alberto Fujimori, de Perú, sellan el acuerdo de paz territorial en Brasil.

Por un año las cuentas de más de 2 millones de sucres fueron congeladas. Según analistas, ese acto constituyó el mayor atraco en beneficio de los bancos, lo que provocó la ira popular, llantos de jubilados y personas de la tercera edad, la desesperación de quienes habían ahorrado por años. Se ofreció la devolución de fondos en forma escalonada.

El salvataje bancario le costó al país alrededor de $ 8.600 millones, subió la inflación, hubo devaluación, se dio créditos a los bancos, se desató la recesión, aumentó el desempleo y la desesperación del pueblo, lo que provocó mayor migración a España.

Para el historiador Juan Paz y Miño, “el gobierno de Mahuad era esclavo de la bancocracia a la que procuraba salvar a toda costa. Desde entonces, la caída de la legitimidad de Mahuad fue meteórica”.

Por la gravedad de la situación, el domingo 9 de enero de 2000, Mahuad anunció la dolarización de la economía (el dólar en el mercado cambiario había subido de 4.500 a más de 25.000 sucres en menos de un año). Más que económica era una medida política para conservar el poder, pues llamó a la dolarización “un salto en el vacío”.

El presidente Mahuad había perdido totalmente el control: y el 21 de enero de 2000 fue derrocado.

Otro hecho registrado en el corto período presidencial de Mahuad se produjo el 17 de febrero de 1999, cuando el diputado Jaime Hurtado, del MPD, y sus dos colaboradores Pablo Tapia y Wellington Borja, fueron asesinados a tiros a las 13:20 en la esquina de las calles Piedrahíta y 6 de Diciembre, diagonal al Palacio Legislativo, cuando salían de una sesión del Congreso Nacional.

Según Lenín Hurtado, hijo del legislador, su padre estaba investigando el vínculo entre el gobierno de Mahuad y el narcotráfico internacional. “Esa investigación fue el detonante para que se asesine a mi padre y no, como se dijo, que estaba vinculado con grupos subversivos de Colombia y Ecuador”.

En agosto de 1999, el temor y susto invadieron el centro del país a causa de la reactivación del volcán Tungurahua. Solamente en ese mes se registraron más de mil eventos sísmicos; y el jueves 7 de octubre de 1999 una erupción del volcán Guagua Pichincha dejó a la capital cubierta de polvo. Una columna de ceniza y vapor sorprendió y maravilló a los quiteños por el hermoso ‘hongo’ que se formó y que alcanzó los 20 km de altura. (I)

El hecho relevante

Una nueva Constitución fue estructurada para facilitar la promocionada gestión del Jefe de Estado

Partiendo de un abanico de razones políticas del momento -vacíos legales, insuficiente reformismo progresista, globalización mundial, influencia del neoliberalismo, poca atención a las demandas sociales-, en 1997, el presidente interino Fabián Alarcón convocó a un referéndum que abriría el paso a una Asamblea Constitucional para reformar la Constitución de 1979.

El pueblo apoyó la idea y luego de un proceso electoral en el que se eligió a los 70 asambleístas, la Asamblea comenzó sus actividades el 20 de diciembre de 1997. Inicialmente presidida por Osvaldo Hurtado, tuvo como centro de operaciones la Academia de Guerra de las FF.AA. en Sangolquí.

5 meses y medio después, el 5 de junio de 1998, al concluir sus funciones bajo la presidencia de Luis Mejía Montesdeoca, la Asamblea Constitucional que se había autodeclarado como Constituyente, expidió en Riobamba la nueva Constitución. Se trataba de la decimonovena Carta Magna de Ecuador.

La normativa, que entró en vigencia el 10 de agosto de 1988, con la posesión de Jamil Mahuad como Presidente, avanzó en temas de derechos humanos, Ecuador fue declarado pluricultural y multiétnico, dispuso la protección del medio ambiente y la defensa del consumidor, institucionalizó la Comisión de Control Cívico de la Corrupción y la Defensoría del Pueblo, dio más poder al presidente en política económica y en la estabilidad de sus ministros.

Restringió el poder del Congreso en la elaboración del presupuesto nacional, aumentó el número de diputados a 120, la seguridad social fue proclamada como “deber del Estado y derecho irrenunciable”, dio autonomía al Tribunal Constitucional, al Banco Central, prohibió financiar gastos corrientes por endeudamiento público y dispuso que la Constitución solo podía ser reformada mediando un año entre la primera y segunda discusión de un proyecto de reforma, consagró el neoliberalismo, viabilizó los procesos privatizadores y allanó el camino para las concesiones.

Según Hurtado Larrea, quien también participó en la estructuración de la Constitución de 1979, para la normativa de 1998 hubo consenso y unanimidad, “resultado del diálogo que la Asamblea mantuvo con todos los sectores de la vida nacional y de los aportes de partidos y agrupaciones de independientes que la integraron, representando el amplio espectro ideológico y político del país”. (I)

El hecho relevante

La firma del acuerdo de paz con Perú hizo olvidar, por un momento, los problemas internos

Apenas habían transcurrido 77 días desde que asumió el mando, cuando a Jamil Mahuad le correspondió sellar el acuerdo de paz con Perú, que había sido trabajado por sus antecesores.

La creciente crisis económica, financiera y política que vivía en esos días el país fue opacada totalmente el 26 de octubre de 1988, cuando los presidentes Mahuad, de Ecuador, y Fujimori, de Perú, firmaron en el palacio brasileño de Itamaraty el Acta de Brasilia. De esa manera se selló el acuerdo de paz definitivo entre las dos naciones, tras una larga controversia territorial, que implicó una invasión peruana y tres conflictos armados.

Con ello quedaron superados también 56 años de disputas. Ecuador y Perú aceptaban la fijación de la frontera en un tramo de 78 kilómetros sobre la base del dictamen de los garantes del Protocolo de Río de Janeiro, que fue acogido por los congresos de los dos países. El documento estableció la frontera sobre las cumbres de la Cordillera del Cóndor. Perú  cedió a Ecuador la propiedad, pero no la soberanía, de un kilómetro cuadrado donde está Tiwintza.

Se firmaron acuerdos de comercio y navegación, de integración fronteriza y de instalación de una comisión binacional sobre Medidas de Confianza Mutua y Seguridad. Ecuador accedía también al libre paso por los afluentes del río Amazonas.

El acuerdo también lo suscribieron los países garantes, a través de los presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Argentina, Carlos Menem; Chile, Eduardo Frei; y por EE.UU., Tomás MacLarty, delegado personal de Bill Clinton. Fueron  testigos de honor los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, quienes aplaudieron el acuerdo junto a los 800 invitados asistentes.

El momento más emotivo de la ceremonia fue cuando Mahuad recordó la figura de su abuelo, que combatió en la guerra de 1941 y le regaló a Fujimori una cantimplora usada por los soldados. “Quiero que usted la guarde -dijo-, hoy cuando estamos construyendo la paz en lugar de declararnos la guerra”. Fujimori agradeció emocionado e intercambiaron sus estilógrafos.

Curiosamente, los dos presidentes que firmaron la paz tuvieron suertes complejas. Jamil Mahuad está fuera del país y afronta causas con la justicia ecuatoriana por el congelamiento de depósitos y el feriado bancario. Alberto Fujimori está encarcelado por delitos de corrupción y de lesa humanidad. (I)

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