Especial
El huracán económico había pasado, pero el político no
Para inicios de 2003 habían transcurrido tres años de la dolarización de la economía, aún quedaban fuertes secuelas del feriado bancario y congelamiento de fondos. La destitución del presidente Mahuad, el 21 de enero de 2000, todavía estaba fresca, y en medio de críticas y cuestionamientos terminaba el período de Gustavo Noboa.
Una relativa tranquilidad y estabilidad política reinaba en el país, que antes de finalizar 2002 eligió a su nuevo gobernante, a su vez, depositario de sus renovadas esperanzas. Pero el aspecto social de los ecuatorianos era muy preocupante, por las duras circunstancias económicas, aunque había muestras de una ligera mejoría.
La inflación de 91% en diciembre de 2000 se ubicó en 9,36% el mismo mes de 2002, con tarifas de servicios y bienes públicos congeladas. Las tasas de interés activas del 15% y el diferencial entre tasas activas y pasivas de 10 puntos porcentuales reflejaban niveles desmesurados para una economía dolarizada, cuya momentánea recuperación se explicaba por los altos precios del petróleo, así como por las remesas de los emigrantes.
El país no contaba con un programa económico soberano; estaba sujeto directamente al visto bueno del Fondo Monetario Internacional (FMI), que siempre disponía que se aplicaran ajustes.
Según el INEC, el costo de la canasta familiar básica era de $ 353 y el salario mínimo cerró 2002 en $ 104,88. El ingreso de una familia de 5 miembros ascendía a $ 221,
mientras la desocupación bordeaba el 11% de la población económicamente activa (PEA), y la subocupación, el 54%.
La crisis fiscal aguda y el alto nivel de endeudamiento externo comprometían seriamente las posibilidades de aplicar un programa económico popular. Desde esta perspectiva, se vislumbraba una tarea compleja y dura para el próximo gobernante.
Juan Carlos Rodríguez, economista y colaborador cercano del coronel Lucio Gutiérrez, sostiene la tesis de que el expresidente -quien fue fruto de la expresión ciudadana del rechazo al neoliberalismo y a la vieja y tradicional dirección política- conocía bien la situación del país y tenía el plan económico listo para ejecutarlo. Sin embargo -denuncia-, los grupos de poder no le permitieron aplicarlo. (I)
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EL HECHO RELEVANTE
Su interés por la política tuvo un fuerte estímulo: trabajó como edecán de 2 presidentes ecuatorianos
El 23 de marzo de 1957, en Quito, en el seno de una familia de clase media, nació Lucio Edwin Gutiérrez Borbúa. Llegó a ser oficial del Ejército de alto rango, luego truncó su carrera por su incursión violenta en la vida política. Y más tarde llegaría al cargo máximo: Presidente de la República.
A pocos días de su nacimiento, sus padres, Jorge Lucio y María Fanny, lo llevan a residir en Colombia, luego retornaron a Tena (Amazonía), donde estudió la primaria en la escuela Domingo Savio. Sus estudios secundarios los realizó en el colegio San José, hasta los 15 años; luego se trasladó a Quito y siguió su carrera en el colegio militar Eloy Alfaro.
Su carrera militar se complementó en la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE), donde obtuvo el título de Ingeniería Civil y Administración. También obtuvo la Licenciatura por la Escuela de Educación Física del Ejército en Río de Janeiro; un diplomado en Relaciones Internacionales y Defensa Continental por el Inter-American Defense College, de Washington, EE.UU.; otro diplomado en Seguridad Nacional por el Instituto Nacional de Guerra de las FF.AA.; y un diplomado en Ciencias Militares otorgado por la Academia de Guerra del Ejército.
A los 25 años, en 1982, se casó con Ximena Bohórquez, a quien conocía desde la niñez, con quien tuvo dos hijas: Karina y Viviana. Ellas le acompañaron a los distintos sitios donde fue asignado para cumplir sus funciones castrenses.
En 1996, Lucio Gutiérrez fue designado edecán del presidente Abdalá Bucaram, y quizá ahí despertó su interés por la política, al punto que durante la crisis del gobernante decidió desconocer las órdenes del entonces Presidente, de defender el Palacio de Gobierno en los días previos a su caída.
Defenestrado Bucaram, Fabián Alarcón asumió interinamente la Presidencia de la República, el 11 de febrero de 1997. Gutiérrez fue ratificado como edecán presidencial hasta agosto de 1998. Luego se reintegró a sus labores militares convencionales y asumió la comandancia del Grupo de Caballería General Dávalos, de Cuenca.
La situación política del país estimuló el activismo de Gutiérrez: en marzo de 1999, cuando se alistaba para su ascenso a coronel, transmitió una misiva al Alto Mando criticando al Gobierno por desatender los problemas del Ejército. El 21 de enero de 2000 fue uno de los ideólogos y participó en el golpe de Estado que derrocó al presidente Jamil Mahuad. (I)