Una nube de mosquitos rodea la cabeza de Patricio Lucas. Vive en el bloque 20 de Flor de Bastión y  ayer, armado con una pala y con la ayuda de sus hijos pequeños trataba de improvisar un montículo de tierra que funcione como muro y frene el paso del agua empozada que cubre por completo el solar ubicado junto a su vivienda.

“Sólo vinieron los equipos de fumigación al día siguiente que falleció la niña que vivía por aquí cerca, después, nada”, dice.

Lucas, al igual que otros vecinos del sector, está consciente de que las pozas de agua de las lluvias  y la falta de relleno en las calles y solares convierten al bloque en un lugar propicio para el crecimiento del mosquito Aedes aegypti.

94 casos nuevos de dengue ha registrado el sistema de salud pública desde que emitieron el último boletín epidemiológico que daba cuenta de 100 enfermos.

En las regiones Costa e Insular se tiene que 460 personas han contraído el virus. En Guayas se ha producido el mayor número de contagios, con 194; le sigue la provincia de El Oro, con 128.

Mientras que cinco ecuatorianos  han  contraído dengue grave durante el 2012 (dos  residen en Guayas, otros dos en Manabí y uno en Los Ríos).

El año pasado, en el mismo período, 324 personas habían sido picadas e infectadas por el mosquito.

Ayer el Ministerio de Salud Pública (MSP) informó que el Servicio de Erradicación de la Malaria firmó un convenio con el grupo empresarial Labiofam S.A. de Cuba, para implementar un proyecto piloto que consiste en rociar con el larvicida de nombre Bactivec, que es,  según el MSP, un elemento de acción rápida que mata las larvas en un lapso de 24 a 48 horas, después de que  han ingerido la sustancia.

De este  proyecto que  se desarrollará en Machala y El Guabo, la institución espera obtener los resultados en noventa días.

Miguelita García,  doctora que atiende su consultorio particular en el bloque 1 de Bastión Popular, dice que  atiende un promedio diario de seis personas, entre hombres, mujeres y niños que llegan con síntomas de la enfermedad. Ella muestra los exámenes de sus pacientes, en los que consta que están afectados por el mal.

“El agua se estanca, los patios no se limpian  y en muchas ocasiones la basura se amontona.  Además, las fumigaciones del servicio de malaria solo se realizan en la calle principal, y es en las peatonales donde se atasca el agua”.

Este diario visitó el Hospital de Infectología para conocer el número de personas internadas, pero se nos negó el acceso a la información.