Las dos mujeres de la tercera edad heridas en el Municipio de Guayaquil, el mes pasado, por la caída de una rejilla metálica, aún no han recibido ayuda integral de la administración vigente.

El pasado 9 de enero, durante la sesión del Concejo Cantonal, una de las ventilas del Salón de la Ciudad cayó sobre cuatro personas. Pero las más afectadas fueron dos que presentaron cortes en la cabeza.

Fanny Pezo y María Antonieta Arteaga se llaman las perjudicadas. Las dos damas, ambas pertenecen al grupo de atención prioritaria, además de ser vecinas de la Pradera 2, coinciden en que son seguidoras del actual alcalde Jaime Nebot Saadi.

Ellas se conocen más de tres décadas y, hace algún tiempo, acuden regularmente a las sesiones del Concejo para escuchar al líder del partido Madera de Guerrero (MG) y del Partido Social Cristiano (PSC). Sin embargo, desde las 13:30 de aquel jueves se sienten desilusionadas por la apatía recibida de parte de las autoridades de turno.

Inmediatamente, después del accidente en el salón -donde no estuvo presente el alcalde-, ellas fueron trasladadas a la clínica Guayaquil, donde recibieron atención médica. Entonces, tras financiarse con el Seguro Social los tratamientos de sus lesiones, empezaron una serie de inconvenientes.

Roberto Salas, hijo de Arteaga, denunció que cuando recién pudo hablar con Ernesto Romero, director de Salud del Cabildo, con el fin de pedir que se haga cargo del resto del tratamiento y posibles consecuencias del golpe, el funcionario no dio solución al problema.

Según Salas, la repuesta fue que dejaba a criterio de ellos (los familiares) adoptar las medidas que quisieran.

Los familiares de las víctimas antes ya habían tratado de dialogar con el representante jurídico de la entidad, a través de Julie Wohl, vocera del Ayuntamiento, pero ella les remitió con el director de Salud.

En vista de que el impasse se mantenía, las familias de Arteaga y Pezo acudieron a una mediación legal. Por ello, el 20 de enero y 7 de febrero se realizaron audiencias en la Corte Superior.

El abogado Jorge Mancheno, quien representa a las partes acusadoras, manifestó que buscó la mediación para evitar mayores polémicas. Sin embargo, aquello no fue posible porque para acceder a un apoyo económico por parte del Cabildo porteño “se requiere una acción de demanda”.

Los representantes del Municipio, en la última audiencia, habrían explicado que la Contraloría no les permite desembolsar dinero sin una sentencia.

Los familiares de Pezo y Arteaga puntualizaron que no tienen afán económico y que lo único que los preocupa es tener la certeza de que el Cabildo asumirá cualquier gasto médico que pudiera surgir en el futuro.

A Arteaga, por ejemplo, le cogieron 25 puntos de sutura por el corte causado por la rejilla y, tras salir de la clínica Guayaquil, su globo ocular derecho -lado que fue golpeado- lagrimea ocasionalmente.

Mientras que en el caso de Pezo, el impacto lo sufrió en el lado izquierdo y le generó un corte a la altura de la oreja, además una contusión en el hombro. Tras los hechos, en la clavícula siente ligeros dolores.

Mancheno aseguró que la Dirección de Salud municipal ofreció tratamiento en los dispensarios y hospitales del día “pero no se dijo nada de la medicación”.

La acción legal civil en contra del Cabildo, para acceder a fondos que permitan restablecer la salud de las afectadas, sería presentada la próxima semana aunque el monto de la indemnización que solicitaron aún no ha sido definido.

Los familiares de las perjudicadas informaron que el secretario municipal, Vicente Taiano, convocó hoy en su despacho, a las 11:00, a Pezo y Arteaga. Extraoficialmente, comentaron, conocen que una persona fue despedida tras el accidente.