Mallas metálicas desgastadas y reparadas con tubos es lo que aún se observa en el sitio donde colapsó parte de la estructura del puente de la G, a casi un año del incidente.

La noche del 28 de mayo de 2017, la parte lateral de uno de los barandales, hecha en cemento, se desmembró de la estructura y cayó sobre una de las orillas del estero Mogollón, en el suburbio oeste de Guayaquil.

El puente fue construido hacia finales de la década de 1980, durante la alcaldía de Gabriel Perrone. Hasta antes de eso, los vecinos usaban canoas para pasar de un extremo a otro.

El ala que se desprendió forma parte del espacio destinado para la circulación de los peatones quienes ahora solo cuentan con un estrecho carril para cruzar.

Tras el percance, el Municipio de Guayaquil anunció que la reparación sería incluida en el presupuesto de 2018. Jorge Rodríguez, vocero del Cabildo, hace un año descartó que la estructura sería desmantelada, como ocurrió con el puente de la A.

Mientras tanto, los vecinos del sector se mantienen a la espera de la obra ofrecida. Maricela Moreira, en el callejón 29 y la G, comentó que la última visita de técnicos de la Alcaldía ocurrió hace aproximadamente un mes.

La falta de uno de los espacios peatonales obliga a los transeúntes a cruzar la calle. “Eso es peligroso porque por aquí pasan hasta camiones”, aseguró Moreira.

“Apenas intervino el Cabildo, delegados de la Dirección de Obras Públicas se reunieron con consultoras sísmicas para elaborar los diseños de la nueva estructura”, aseguró Enrique Pita, presidente de la Cámara de la Construcción, en declaraciones para EL TELÉGRAFO.

Explicó que los sectores cercanos al estero tienen alto nivel de salinidad y el hormigón del puente de la G se deterioró en forma más acelerada que en otros sitios.

Este diario contactó a Rodríguez para conocer sobre los avances de las gestiones para la reparación. A través de WhatsApp se ofreció una respuesta para el 24 de mayo anterior, pero hasta el cierre de esta edición no llegó. (I)