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Un oasis de modernidad y tradición en el centro porteño

Puerto Santa Ana, es un polo de desarrollo urbanístico de Guayaquil, que celebra 484 años de fundación.
Puerto Santa Ana, es un polo de desarrollo urbanístico de Guayaquil, que celebra 484 años de fundación.
Fotos: Danny Mera / Medios Públicos
19 de julio de 2019 - 15:53 - Redacción Web

Una fresca brisa recorre el malecón de Guayaquil la mañana del 17 de julio de 2019. A poca distancia del casco central de esta ciudad, caracterizada por el ruido propio del intenso movimiento comercial, hay un ‘oasis urbano’ donde se conviven armónicamente la historia, modernidad, la naturaleza y la tranquilidad.

Se trata del sector de Puerto Santa Ana, uno de los nuevos polos de desarrollo turístico y empresarial de Guayaquil, que este 25 de julio celebra sus 484 años de fundación.

Su construcción empezó en 2005 y en pocos años este sector se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos y de relax de la urbe más poblada del país.

Es como una ciudad nueva que aún se construye en lo que hace más de una década fue una pampa y las ruinas de una importante industria cervecera local y viejos astilleros.

Puerto Santa Ana ha crecido a ritmo acelerado a pocos metros del barrio Las Peñas, que en contraste es el sector más antiguo, justo donde nació esta ciudad portuaria, al pie del cerro Santa Ana y el río Guayas.

La primera etapa la construyó el Municipio local en una alianza con capital privado. Es un complejo arquitectónico compuesto de siete edificios de oficinas y departamentos, donde existen museos de los equipos más populares de la ciudad (Barcelona y Emelec), así como el Museo y Escuela del Pasillo, en medio de plazas para eventos culturales y jardines.

Siguiendo hacia el norte por la calle Numa Pompilio Llona, está la segunda etapa, cuya construcción fue netamente privada a cargo del Consorcio Nobis. Este complejo inmobiliario, denominado Ciudad del Río, está comprendido por una docena de torres, cuya inversión supera los 190 millones de dólares.

En este sector, dominado por las amplias camineras de adoquines, adornadas de árboles, jardines y la vista del caudaloso río se levantan imponentes edificios, donde resalta The Point, actualmente el edificio más alto de la ciudad y del país con 137 metros de altura.

Su forma de tornillo ha hecho que mucha gente lo bautice con ese nombre. Su estructura aloja departamentos, oficinas y negocios de empresas nacientes y otras ya constituidas en el mercado local y nacional. Por las noches ‘El Tornillo’ se viste de luces de colores led, que lo vuelve atractivo como fondo para una ‘selfie’.

La construcción de Puerto Santa le cambió para siempre el rostro a Guayaquil. Hace una década para quienes llegaban a la ciudad por el puente de la Unidad Nacional podían ver a lo lejos el cerro Santa Ana poblado de sencillas casitas de múltiples colores. Actualmente los edificios de Ciudad del Río dominan el paisaje de esta parte del suelo porteño.

Arrimados a las barandas del malecón, están Josué Cevallos y su novia. Vestidos con ropa deportiva, disfrutan de la fresca mañana mientras contemplan el paisaje y el vertiginoso correr de las aguas del río.

“Este lugar es maravilloso. En pocos pasos puedes estar en el Guayaquil antiguo y el moderno, además de poder disfrutar de bares que invitan a pasar un momento ameno”, expresa este cuencano, quien disfruta las vacaciones de verano. 

La oferta gastronómica es variada y va desde la comida nacional hasta la italiana, española, peruana, argentina, árabe, japonesa y de otros países. El sitio preferido de los clientes es una especie de balcón y ventanales que ofrecen una vista panorámica al río.

En poco tiempo se ha convertido en el sitio ideal de los guayaquileños para disfrutar del after office. Acompañados de piqueos y bebidas artesanales, un grupo de amigos conversa de variados temas luego de la jornada laboral.

Hugo Salvador, cliente de un restaurante, dice que el ambiente de seguridad, la disponibilidad de parqueos y la calidad del servicio en cada local que ha visitado, hacen de este lugar un sitio ideal para compartir con amigos.

“Aquí no vas a encontrar bulla, disfrutas de buena música en vivo y de excelente comida”, indicó Solange Menoscal, quien acudió al bar en los exteriores del hotel Wyndham con compañeras de trabajo de una empresa local.

Y es que Puerto Santa Ana se ha convertido, además, como una especie de meta a donde llegan caminantes, turistas o deportistas que recorren todo el malecón porteño desde el extremo sur, en el Palacio de Cristal, a una distancia de cuatro kilómetros. (I)

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