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La isla, parte del cantón Guayaquil, esta ubicada a 1 hora y 45 minutos de la ciudad, en un viaje en lancha

Puerto Roma, comuna olvidada en el Golfo

Las calles de Puerto Roma lucen anegadas luego de las dos primeras lluvias de enero. Las calles no tienen asfalto, mucho menos un sistema de alcantarillado.
Las calles de Puerto Roma lucen anegadas luego de las dos primeras lluvias de enero. Las calles no tienen asfalto, mucho menos un sistema de alcantarillado.
Cortesía: ULVR
17 de enero de 2016 - 00:00 - Karla Silva. Estudiante de a ULVR

Desde  las 08:30 todos los días parten lanchas desde el mercado Caraguay con rumbo a Puerto Roma, una comuna ubicada en el Golfo de Guayaquil y que es parte del cantón. Al poblado se llega luego de 1 hora y 45 minutos de viaje y el valor del pasaje es de 3 dólares.

El presidente de la comuna, Máximo Carpio, asegura que en el lugar habitan 1.300 personas y que la vida en el sitio es muy precaria debido a la falta de servicios básicos.

Una de las limitaciones más notorias es el abastecimiento de energía eléctrica, que inicia a las 06:00 y termina a las 23:00. Esta dotación es gracias a un generador entregado por la Municipalidad de Guayaquil y uno que otro panel solar instalado por la Empresa Eléctrica, aunque varios de esos no funcionan.

No tienen agua potable, solo cuentan con tanqueros que van una vez al mes o cada seis meses y por ello  optan por viajar a hasta Guayaquil para comprar agua embotellada. No cuentan con el servicio de alcantarillado, porque las tuberías no tendrían dónde desfogar el agua.

La recolección de basura se realiza 4 veces al año para  tener algo  limpia la isla.

Falta comunicación

Solo cuentan con celulares muy básicos, pero casi no tienen señal. Se recurrió a este medio porque la telefonía fija tenía problemas y las líneas estaban cruzadas. En el ámbito educativo solo hay un establecimiento que funciona en la mañana como escuela y en la tarde como colegio.

La institución lleva por nombre Armada del Ecuador y cuenta  con 6 profesores, quienes trabajan tanto en la escuela y el colegio en la mañana y en la tarde. Hasta hace 2 años se  contaba con 13 profesores, pero disminuyó el número, ya que la mayoría vivía en Santa Elena y no les daba el tiempo para trabajar.

La isla cuenta con 2 iglesias, una católica y una evangélica. Eduardo Jordán, administrador de la Asociación 21 de Mayo, comentó que con la presencia de la iglesia evangélica la comuna tuvo cambios positivos.  

Hay una calle que aún no está pavimentada y debido a las dos últimas fuertes lluvias se han formado charcos con larvas y lodo en varios sectores. Este año, dicen los moradores, podrán contar con la pavimentación porque han reunido los requisitos para que la Municipalidad ejecute la obra.

Otro de los grandes problemas que afronta la localidad es la salud. El dispensario médico que poseen comenzó en la casa de Máximo Carpio, pero luego pasó a la casa comunal.  Allí atienden tres doctores de medicina general. Si una mujer embarazada está en sus últimas semanas puede escoger entre recibir la ayuda de las ‘comadronas’ (parteras) o viajar a Guayaquil, aunque siempre con el riesgo de no llegar a tiempo.   

Dos policías se encargan de brindar seguridad a la comuna. Antes de la construcción de un UPC -hace tres años- los agentes se alojaban en la vivienda del presidente de la comuna. “Con la construcción de este puesto de vigilancia, mejoró la seguridad”, asegura el dirigente.

La isla de los cangrejos

A pesar de la desatención que sufren -dice José Carpio-, la gente de Puerto Roma no se amilana ante tantas dificultades.

Todas las mañanas, desde las 04:00, más de 120 personas salen en pequeñas embarcaciones con rumbo a la isla Mondragón. Un lugar ubicado a 15 minutos en donde desembarcan y recojen cangrejos.

Eduardo Jordán, administrador de la Asociación 21 de Mayo, indica que son 167 miembros y que la agrupación fue formada hace 6 años. Antes de que existiera la asociación no se respetaba la veda, las trampas y las leyes de pesca. El control inició en 2007.

Jordán comenta que los cangrejeros no tienen horario fijo de trabajo; salen a las 04:00 o a las 08:00 y la hora de retorno puede ser en la tarde o al siguiente día.

Cada uno de los cangrejeros tiene que llevar su indumentaria: botas, guantes y overol. De los 167 integrantes de la asociación, el 20% se dedica a la pesca de corvina y bagre.

Desde niños hasta adultos recolectan cangrejos. En la actualidad se requieren cangrejos ‘manos gordas’ para poder comercializarlos. “Hubo muchas quejas de los consumidores, ya que eran pequeños y de un valor elevado”.

Después de una larga jornada de recolección, ya sobre sus canoas, se toman el tiempo necesario para formar atados que contienen 20 cangrejos cada uno. Son traídos  a Guayaquil por los mismos pescadores para comercializarlos a un valor de entre 10 y 20 dólares el atado. (I)

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