Parques lucen bien por fuera y mal por dentro
El dramaturgo noruego Henrik Johan Ibsen escribió: “La belleza es el acuerdo entre el contenido y la forma”. Este pensamiento no aplica al parque de la manzana 14 de la ciudadela Los Esteros, en el sur de Guayaquil.
Un letrero da la impresión de que el área está arreglada, pues promociona la obra municipal de cerramiento. La realidad adentro, sin embargo, es juegos infantiles deteriorados, bancas de cemento que se caen a pedazos.
El parque está destinado a servir a los habitantes de 5 manzanas, pero los vecinos abandonaron el sitio.
Manuel Hinojosa, morador del sector, recuerda que la última regeneración integral del parque fue en 2008; desde entonces solo se cuidan las áreas verdes. El hombre agregó que cada vez son menos las familias que se reúnen en este sitio.
La cancha de baloncesto funciona con un aro, el otro se dañó hace poco más de un año, desde entonces, la estructura sirve como asiento para los espectadores de ecuavóley o para que personas con problemas de abuso de drogas armen sus camas, critica Martín, quien prefirió no identificarse.
El hombre asegura que en el área hay un grupo de personas, quienes a más de drogarse -sobre todo en las noches- se han apropiado del sitio. Por esta razón, su esposa camina en otro parque.
Esta situación se repite en las calles 19 y la C en El Cisne 2, suburbio de Guayaquil. En este sitio Juan Barahona refiere que al parque no se le da mantenimiento, lo que complica acudir al área verde. Quienes sí van son los alumnos del colegio fiscal Francisco Arizaga Luque.
Freddy Pazmiño, quien hace pocos días fue padre, está preocupado. Él vive en la cooperativa Flor del Guasmo, donde no hay parque, por lo que, si en el futuro desea ir a un área de esparcimiento, deberá caminar hasta el mercado de Las Exclusas. Ahí cerca hay un espacio, aunque tampoco está en buenas condiciones. (I)